Cada día pasa como pasa el aire en cada respiración, sutilmente, impasible, silencioso, inevitable... ineludible.
Caen las hojas del calendario como peces atrapados en la red de un experimentado pescador, mueren entre las cuerdas de una nasa asfixiante lanzada con insensible cotidianidad.
Caducidad hecha luces y sombras, devenir imperturbable que nos colma de ansiosa avidez ante el deleite de cada segundo de anhelada existencia.
Capricho de la naturaleza, agenda completa de una deidad veleidosa, invisible descubrimiento es el tiempo... grilletes de esclavistas acontecimientos que colman nuestro pesado caminar y arrastran nuestros pasos entre inspiración y expiración.
Contando la vida atravesamos el reloj de pulsera, contamos segundos... horas... días... sin lograr congelar el mundo, todo gira aplomado y constante, mientras vemos caer las hojas del calendario, impotencia hecha número y biografía, historia de vidas afanadas en exprimir la existencia engullente.
Creados con plena conciencia del devenir secuencial tachamos fechas sin remordimiento ni alternativa opcional, somos seres incongruentes, dotados de cualidades extraordinarias e insólitos sentimientos... logramos ignorar cada golpe del cronómetro vital y, al mismo tiempo, lamentarnos angustiados por su doloroso atropello.
Catorce días cumple hoy mi viaje, catorce días de yugo anhelante, consciente y responsable me sobrevuela, acechante, el regreso inevitable... pero lucho en vano a su cacería de altos vuelos planeantes... me escaqueo entre los días, entre los números del almanaque, pensando ingenua y disparatada que saldré airosa de esta caza... de este absolutismo delirante donde el tiempo gobierna en autocracia y los hombres respiramos su esencia como sometidos a una tiranía desbordante.
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| http://maritima.bandcamp.com/track/castillos-en-el-aire |
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