viernes, 29 de agosto de 2014

DÍA 726:¡FELICIDADES M.A.!


Caminamos por la vida luchando contra molinos.
Soy tu escudera fiel, tú mi escudo tranquilo.

Siempre miras al frente con seguridad innata,
yo a tu lado, vigilando el rastro de tus pies... concentrada.

Sin perder la ruta que me vas marcando,
camino a tu lado con ojos cerrados.

El destino nos unió hace algún tiempo,
ingenuos e ilusionados, ¡maravilloso acontecimiento!.

 Hoy celebramos un año más de aventura e inesperados retos,
hoy cumples años, hoy continua nuestro quijotesco relato.

Se que te gustan mis versos atolondrados,
esos que publico en un blog apasionado.

Por eso he querido escribirte hoy estas palabras,
para decirte todas las cosas a las que mi voz no alcanza.

Te quiero, compañero de viaje, te quiero a mi lado siempre,
no te quiero delante, no te quiero atrás sin verte.

Te deseo un feliz cumpleaños, un año lleno de alegría,
un año de éxito y triunfo, un año de salud y compañía.

Te deseo todo un año repleto de cosas buenas,
y que yo siga a tu lado, no solo este año... ¡si no la vida entera!.

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jueves, 28 de agosto de 2014

DÍA 725: Te escucho: un pequeño reto adelantado con solo 3 palabras

Hoy me levanté con ganas de escucharte. 

De leer tus sentimientos más profundos y tus inquietudes enraizadas en el alma.

Hoy me desperté con un gran deseo de llenarme de tu manera de ver la vida,
al fin y al cabo esta ventana se creó para eso, para compartir e intercambiar vivencias que nos enriquecieran a ambos. 

Hoy te leo, te escucho con mi mirada más atenta y apasionada.

Hoy, finalizando este mes de agosto de regresos, despedidas, reencuentros, celebraciones, desconsuelos, reflexiones y vida... tan solo quiero escucharte a ti.

Dentro de poco propondré un nuevo reto inspirador en esta nuestra casa, confío en que te animes y participes,
tus creaciones hechas palabra son para mi soplos de aire fresco y renovado.

Todavía faltan algunos días para arrancar el nuevo reto pero mientras tanto, hoy, 
me levanté con ganas de escucharte.

Por eso dime, amigo, amiga, que te encuentras tras esta ventana de monólogo hipnotizante...
si te pido que elijas 3 palabras del diccionario... 
¿qué tres palabras elegirías y por qué?

Déjame en los comentarios, o allá donde tú desees, tu elección y motivos, esto forma parte del siguiente reto formal en el que nos sumergiremos dentro de poco, ¡será divertido!.

Hoy necesito saber que te encuentras ahí, hoy lo importante es que tendamos lazos, una red de seguridad, una cercanía desde allí donde nos encontremos.

Hoy te escucho...con muchas atención...

http://vidareal.tv/sites/default/files/escuchar.jpg

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miércoles, 27 de agosto de 2014

DÍA 724: La herencia de arreglar el tiempo

Mi abuelo fue relojero. 

En realidad fue relojero y muchas cosas más, pero recuerdo con especial admiración esa dedicación en sus tiempos libres a arreglar los relojes y maquinaria variada de todo el vecindario, así como de la familia y algunas amistades.

El olor a estaño caliente, la lupa en el ojo y las pequeñas y delicadas pinzas de metal meticulosamente preservadas y utilizadas me dejaban en absoluta hipnosis aquellos sábados de mi infancia.

Aun a pesar de que siempre trabajaba en un cuarto improvisado de la casa, con el que habíamos robado espacio a la terraza buscando tranquilidad y concentración, yo siempre me las ingeniaba para irrumpir emocionada e inquieta en su lugar de faena.

Su amor hacia mi le impedían negarme la entrada y allí me sentaba, en sus rodillas o en una silla alta a su lado, para ver cómo, con una delicadeza extraordinaria, iba desmontando, limpiando, arreglando y volviendo a engarzar, pequeñas piezas casi imperceptibles para mi inocente ojo.

En cada una de aquellas visitas a su taller era consciente de la grandeza e importancia de mi abuelo para quienes habían confiado en sus curtidas manos el arreglo de aquel aparato con, generalmente, un valor no material incalculable.

Lo admiraba. Lo admiro.

Creo que su sueño siempre fue poder parar el tiempo, o, en su defecto, arreglar el tiempo de los demás para que no lo desaprovecharan. Me temo que eso lo heredé de él y también me temo que ambos logramos pocos éxitos en nuestro cometido... sin embargo, de lo que sí estoy segura, es de que ambos ponemos en esta vida mucho empeño en que parte de aquellos que nos rodean sepan aprovechar las bondades de la vida...

...como hiciste con tu hermano, abuelo, dándole siempre un punto de apoyo y un ejemplo que fue, para él y para ti también, esencial.

La vida sigue su ritmo, tan fascinante como despiadado. No podemos parar el tiempo de aquellos a quienes amamos, pero sí hacer que lo vivan intenso. Tú lo haces, tú así lo hiciste con él, yo pude ser testigo directo de aquello... yo pude ser testigo de cómo, contigo a la cabeza, como un Fitipaldi aparentemente desbocado, lo condujiste por carreteras de intensa vitalidad y de modélica existencia.

Siempre seréis Zipi y Zape... aunque la vida siga su ritmo... tan despiadado como fascinante.

Ánimo abuelo, aunque lejos físicamente en estos momentos, mi corazón sigue sentado sobre tus rodillas o en una silla alta a tu lado... mirando maravillada cómo recompones relojes de bolsillo o de pulsera para dejarme, como herencia hipnotizante, ese afán por parar el tiempo, o, en su defecto... arreglar el de los demás.

Te quiero abuelo.
Tío A. siempre te recordaré.



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sábado, 23 de agosto de 2014

DÍA 723: Olor a tierra mojada

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Resbalaba el agua por su piel sedienta,
seca, curtida de sal, viento y arena.
Gotas de lluvia sosegando su tez azotada,
en paz, en calma bajo la lluvia templada.

Fluía por brazos, por piernas y espalda,
caía sin tregua con líquido fluir.
Sanaba sus grietas en la piel ajada,
labradas a fuego en vida de siembra y sufrir.

Llovía con fuerza, sin piedad ni sosiego,
el diluvio caía sobre el hombre de labranza.
Los truenos retumban sobre el campo segado,
pero él, inmóvil, mantiene templanza.

Hombre de tierra y campo, 
hombre de piel marchita
que cultivas verdes prados
junto a la playa tranquila,
abre tus brazos y siente la lluvia, 
lluvia que cura y alivia heridas.

Respira el aire húmedo,
el aire que huele a vida,
el aire que huele a campo,
a tierra mojada y viva,
respira profundo 
ese olor a arcilla,
empapa tu alma y tu piel marchita.

Disfruta la lluvia en tu soledad,
limpia amargura, renueva vitalidad.
Tu piel es áspero escudo 
resultado de la inclemencia,
arrugas que desvelan tu historia
de severo trabajo a orillas del mar.

¡Que te moje la lluvia,
que derroche misericordia,
que te cure rozaduras,
que acaricie tu espíritu ejemplar!

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viernes, 22 de agosto de 2014

DÍA 722: Querida abuela, dos puntos

Querida abuela:

Ayer quise llevarte en mi muñeca, como cuando era pequeña y la suave piel de tu mano me cogía para ayudarme a caminar.

Ayer quise buscar en ti consuelo, una caricia a mi alma en una semana dura y dolorosa, de esas en las que la distancia parece no dejar de alejarse nunca. De esas en las que los recuerdos de todo lo que dejé allí me golpean el alma más fuerte que nunca. Memoria marcando a fuego miles de sentimientos, memoria traicionera.

Hoy la piel me arde e intento calmar el dolor con lágrimas de pena y evocación. Hoy miro mi muñeca vacía, como mi espíritu, y tan solo puedo sentir el cálido recuerdo de tus manos en enero, cuando bajo la calidez de aquella manta colorida me mirabas sin decir palabra. Tus ojos me decían tantas cosas aquel día que enmudeciste mi boca...

Ahora lo entiendo, ahora empiezo a estar preparada para entenderlo. Tu solo querías disfrutar en silencio de aquel momento. Llevarme para siempre en tu retina y tatuar en la mía la calma y la fuerza que ahora necesito.

Querida abuela, tan solo unas palabras para decirte que ayer quise llevarte en mi muñeca. Para sentirte de nuevo cerca, para encontrar en ti la fuerza que a mi me falta, para traer a este lado del mundo ese coraje que tanto te caracterizaba y, como cuando era pequeña, para dejarme llevar de tu mano y sentirme segura y acompañada mientras daba los primeros pasos de una vida incierta e inesperada.

No te olvido abuela, te quiero.

Tu Nieta Mayor



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jueves, 21 de agosto de 2014

DÍA 721: UNA GRAN RED DE APOYO

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Cuando uno da comienzo a una nueva semana celebrando un cumpleaños, como ha sido mi caso, nunca llega a imaginar que los días que vienen detrás lleguen cargados de contratiempos, imprevistos, problemas y preocupaciones.

Así empezamos mal, querido nuevo año de vida. Creo que tenemos que hablar y renegociar los términos para los próximos doce meses.

Al margen del agotamiento que este tipo de situaciones conlleva, bien es cierto que tanto yo como mi familia estamos bastante bien de salud... ¡y que así siga!... así que al menos esa parte queda relegada de esta inquietud semanal. Sin embargo, el desbalance se ha producido en el ámbito laboral... ¡para rato imaginaba yo que esta semana fuera a traer todo lo que ahora estoy descubriendo que tenía oculto!.

Epidemia de chikungunya en parte del personal del Colegio, malestares no epidemiológicos azotando a otra parte del Colegio, solicitudes burocráticas gubernamentales de complicada implementación y/o difícil obtención, reuniones planificadas y sin planificar que requieren de grandes dosis de paciencia y saber contenerse, reacciones desmesuradas y fuera de lugar de mano de familias vinculadas al centro, llamadas de auxilio persistentes en mi teléfono, fotocopiadoras rotas, caídas súbitas de aires acondicionados... y un sinfín de situaciones más a las que hay que sumar las labores diarias que tiene ya de por sí mi puesto de trabajo así como las actividades previstas para estos días que la agenda ya mostraba de antemano. Una fiesta, vamos.

No es mi intención hacer reparto, a través de esta ventana digital, de los pequeños brotes de ansiedad que pudiera estar generándome esta semana de agosto, ¡ni muchísimo menos!. Tan solo hago uso de este medio para hacer una pequeña descarga del peso que sienten mis hombros y mi espíritu, un grito silenciado y silencioso de desahogo y, especialmente, una catarsis y un proceso de reflexión.

Sí, reflexión, porque todo en esta vida necesita ser rumiado y buscar lo bueno que todo conlleva y, por supuesto, esta semana no es menos. 

Dentro del caos evidente, ahora, en la soledad del salón, junto al ventilador imparable, cuando la noche todavía no ha dejado paso a la luz del día, recuerdo algo que el lunes me hizo sentir muy reconfortada, enormemente acompañada en este viaje (el de la vida y el de Tierra de Acogida) y con una gran sonrisa de paz en mi interior. Y es que el lunes, para mi grata sorpresa, recibí de diferentes formas y maneras una ingente cantidad de felicitaciones. Y cuando digo ingente lo digo con la boca muy llena pues así, a groso modo, podría decir que fueron más de 200 personas las que de una u otra manera se tomaron su tiempo e ilusión en felicitarme... ¡más de 200 personas!... ¡¿pero que barbaridad más grata es esta?!.

¡Nunca imaginé que tanta gente me tuviera presente en sus vidas!. Y, aunque bien es cierto que ahora las cosas resultan más sencillas para la memoria con la inestimable ayuda de las redes sociales que te sirven de chivato indiscreto cuando llega un cumpleaños, desde mi punto de vista es una gran satisfacción ver que alguien ha dedicado aunque solo sean unos segundos a hacerte llegar buenos deseos.

Es innegable que escuchar, leer, sentir buenos deseos para uno entregados por otro es una sensación fantástica para el ser humano, pues hace que nos sintamos acompañados, queridos y con una gran red de apoyo. 

Eso mismo me pasó a mí el lunes y eso mismo traigo hoy a mi recuerdo en medio de esta semana de estrés y caos.

Quiero compartir con vosotros, antes de despedirme en este DÍA 721, dos felicitaciones de entre esas incontables muestras de cariño que recibí. Podría escribir una salida eterno mostrando todas y cada una de las demostraciones que recibí con los brazos y el corazón abierto pero me parece demasiado hedonista y, además, os aburriría sobremanera. Sin embargo sí quiero rescatar dos que me parecen significativas por dos motivos muy diferentes.

La primera la recibí a través de un mensaje privado en una red social. Quien me la mandó es una persona fantástica a quien tuve el placer de conocer en mis años de estudio. Es una mujer luchadora, con una creatividad literaria extraordinaria, una chica con los pies en la tierra y un corazón que no le cabe en el pecho. Lamentablemente es una de esas amistades a las que uno no ve tanto como quisiera. De año en año nos mandamos un mensaje para comprobar mutuamente que estamos bien y continuamos soñando con vernos en persona de nuevo alguna vez en esta vida. Y ya puestos en situación este fue su regalo de cumpleaños hecho palabra y regocijo interior...

"¡¡¡Felicidades mi morenaza!!! Que cumplas muchos así de simpática, de alegre, de guapa, de sincera, de adorable, de... ¡todo lo mejor que eres!, no lo olvides y, sobre todo, de buena gente... Te quero meniña. Espero que pases un día muy especial como tú te mereces y que el año venidero sea mejor y yo verlo."

La segunda muestra de cariño que recibí viene en forma de cuento breve. Quien me la hizo llegar tiene ya experiencia en estos temas pues es un conocidos de esta nuestra casa, Jaime, quien de buena mañana me sorprende con el siguiente texto...


  
"Aquel día ella despertó con los primeros rayos de Sol. Parecía un día más, uno de los 365 que tiene el calendario, sin embargo era un día especial… muy especial: era el día de su cumpleaños.

En el pasado, este día siempre fue muy marcado para ella, pero desde que se encontraba en la otra punta del Mundo, el 18 de agosto había adquirido un significado especial. Es difícil describir con palabras el sinfín de sentimientos confrontados este día, que por una parte le hacían sentir feliz y dichosa pero por otra parte le recordaba una vez más y de forma lacerante que un año más estaba lejos de su hogar y de los suyos.

Se levantó despacio, con esa pereza que caracteriza los días grises. Miro de reojo a MA y sonrió al ver que este aprovechaba plácidamente unos minutos más de almohada.

Se preparó un café y mientras daba vueltas a la cucharilla pensaba en sus años de infancia y adolescencia, pensaba en la ilusión que tenía por la llegada de este día y que en cierto modo aún mantiene. De pronto su pensamiento se detuvo en un ¿por qué? ¿por qué estaba aquí? ¿qué hacía tan lejos de casa? ¿qué hacia tan lejos de los suyos?. Y se volvió a preguntar ¿por qué? mientras miraba a su alrededor, esperando encontrar una respuesta en las fotos y cuadros que adornan la pared y la mesa.

Llegó MA, le dio un beso y la volvió a felicitar (ya lo había hecho la noche antes). Se sentó a su lado y en ese instante ella comprendió que en realidad no estaba lejos de casa. Ella estaba en su hogar, al lado de la persona que quería. Entendió una vez más que lo importante no es qué haces ni dónde ni cuándo, sino con quién. El podía haber seguido un poquito más en la cama, disfrutando ese sueño mañanero, pero en lugar de eso decidió dejar la comodidad y acompañarla, para que se sintiera bien y segura. Algo que se había convertido en una constante en los últimos años.

Ella sonrió y posó su mano sobre la suya. No dijo nada, no hacía falta decir nada, todo lo que ella deseaba como regalo de cumpleaños lo tenía justamente ahí.

Como una bocanada de alivio le sobrevino al entender que ella estaba ahí porque era lo que había elegido. Una elección que no fue fácil y que estuvo, está y estará rodeada de grandes sacrificios. Nadie dijo que la vida sería fácil, pero al lado de la persona indicada, la vida toma una forma agradable.

Miró a lo lejos nuevamente las fotos de sus padres y de su querida hermana, sabiendo que en la otra orilla del Atlántico ellos esperan su regreso. Ella sabe que no ha sido fácil para nadie, pero la vida continúa y la recompensa merece la pena.

Se dio una ducha rápida, se vistió eligiendo bien qué ponerse, al fin y al cabo era la máxima autoridad y hoy debía estar a la altura y preparada para las muestras de cariño y felicitaciones de todo su equipo.

Atravesó rápidamente el largo pasillo que unía su vida personal y profesional. Se había hecho tarde y tenía muchas cosas que hacer.

Al llegar a su despacho encendió el ordenador, empezó a revisar su correo y decidió echar una mirada furtiva en las redes sociales. La diferencia horaria juega a su favor, pues hace ya varias horas que sus familiares y amigos en Tierra de Origen están despiertos. Lee los mensajes que le han puesto, sonríe con algunos, llora con otros, éste le sorprende. Los agradece de corazón, se siente querida, admirada y respetada. Sabe que algo está haciendo bien.

De pronto suena el teléfono de su despacho. Contesta esperando que sean sus padres, algo que queda claramente confirmado cuando sus ojos quedaron marcados por la emoción.

Apenas eran las 8 de la mañana y ya se sentía feliz, vislumbrando un día lleno de emociones y alegrías.

Que pases un excelente día amiga y… Feliz Cumpleaños."

Creo que llegados a este punto poco más me queda por decir que GRACIAS, GRACIAS, INFINITAS GRACIAS.

A todos aquellos que, de una u otra manera me alegrasteis el día y, sin saberlo, me alegraréis el año en momentos difíciles como los de esta semana, a quienes me dejasteis comentarios, a quienes me mandasteis mensajes de texto, llamadas, buenas palabras y mejores deseos, a quienes dedicasteis un segundo, un minuto o un día entero a recordarme que no estoy sola y me tenéis aprecio, a todos y cada uno de vosotros y vosotras... ¡¡GRACIAS!!... habéis logrado que, al contrario de lo que habitualmente viene mostrando 12:45pm, en esta ocasión me quedé sin palabras, porque los buenos sentimientos han ocupado todo el espacio en mi interior.
 
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lunes, 18 de agosto de 2014

DÍA 720: Hoy soy un año más sabia

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Pues sí, efectivamente ayer os di plantón, pero confieso que tenía un buen motivo... ¡hoy cumplo años!.

Me tomé por ello, ayer, un domingo de desconexión, me autorregalé anticipadamente un día vago y sinsustancia ya que hoy toca dar comienzo con gran intensidad a una semana absolutamente cargada de retos y momentos complejos.

Confío que, dentro de lo posible, hoy pueda disfrutar enormemente de todas las muestras de cariño que poco a poco me van llegando y que me están dejando totalmente abrumada... por supuesto positivamente hablando, ¡faltaría más!.

Mañana compartiré con vosotros algunas de estas desbordantes demostraciones que este año estoy recibiendo de mano de personas a las que tengo mucho aprecio y, al parecer, tienen un sentimiento de afecto recíproco. 

Hoy, por el momento, os hago partícipes del video de cumpleaños que mi queridísima hermana me ha hecho llegar y que ha logrado sacarme la sonrisa de buena mañana... 

¡¡FELIZ DÍA Y FELIZ CUMPLEAÑOS A MI!!

viernes, 15 de agosto de 2014

DÍA 718: Cuando agosto se convirtió en enero

Estoy empezando a convencerme de que la orientación espacio-temporal no es mi fuerte, definitivamente.

El caso es que, como ya he comentado en salidas previas en 12:45pm, este año ha sido la primera vez que hemos viajado a Tierra de Origen en el periodo de vacaciones desde que iniciamos esta aventura al otro lado del océano. Hasta el momento, del tiempo que aquí llevábamos, siempre habíamos ido en Navidad, de año en año. Lo cual se hacía, como podéis imaginar, enormemente pesado, tedioso y desgarrador. Las vacaciones de Navidad se pasaban con una rapidez pasmosa, los días de luz eran más cortos, el tiempo de estancia menor y los quehaceres considerables... así que este año nos armamos de ilusión y de un buen ahorro previo (y posterior, porque regresamos también en Navidad) y nos fuimos a finales de junio a disfrutar de días más largos en luminosidad, más tiempo de estadía y menos tareas preestablecidas en comparación con las ajetreadas fiestas navideñas.

Con todo esto tan solo pretendo poneros en situación para lo que vino después.

Al regreso de nuevo a primeros de agosto, por mi cabeza ni alejadamente se había asomado la idea de que, quizás, mi orientación espacio-temporal se hubiera podido ver afectada con este cambio en la fecha de viaje. Ingenua de mí.

Si bien es cierto que la primera vez que amanecí en Tierra de Origen nuevamente, un ya remoto 4 de agosto, tras un eterno y complicado viaje de casi 48 horas en vela, tuve esa extraña sensación que casi todos habréis tenido alguna vez de desorientación y confusión en cuanto al lugar donde habéis amanecido. Hasta aquí nada fuera de lo normal, pues estas pequeñas adaptaciones forman parte de la recuperación del hábito tras un periodo de cambios de camas y amaneceres.

Sin embargo, cuando comenzaron a avanzar los días de retorno al trabajo, empecé a experimentar extrañas sensaciones de desorden y desconcierto en lo que viene a ser el calendario y las tareas laborales habituales y recurrentes.

Me explico, como hasta ahora siempre habíamos viajado en diciembre y regresado en enero, sin yo saberlo mi cabeza ya se había adaptado a esa estructura espacio-temporal. Ella entendía que cada vez que viajaba, al regreso era enero y como tal, tenía que continuar con las tareas propias de mi puesto referentes a ese momento del año. Esta ocasión no debía tener por tanto diferencia ninguna, y dado que aquí en Tierra de Acogida el clima siempre es similar, siempre calor, siempre las mismas horas de sol, siempre días parecidos, mi cabeza entendió que tras este viaje, al regresar nuevamente era enero... y así me lo ha hecho entender durante las pasadas semanas ante diferentes circunstancias en las que he tenido que para en seco y meditar, profundamente, para saber en qué momento de año me encontraba en realidad.

De esta manera, agosto se había convertido para mí de nuevo en enero.

El caso es que ahora dudo de si soy yo la que dispone de una terrible orientación o de si esto tan solo es una evidencia más de que el ser humano es de rápido acomodo a la rutina, tanto que a veces ni siquiera uno mismo es consciente de que se está produciendo ese aburguesamiento en el hábito. Terrible realidad.

Así que amigos y amigas que os asomáis intrépidos a esta ventana en este viernes de mitad de agosto, tan solo me queda deciros, recuperando unas palabras de Horace Mann, que "El hábito es como un cable, nos vamos enredando en él cada día hasta que no nos podemos desatar".

¡¡Feliz viernes a todos y todas, que la rutina de leerme no os desoriente jamás!!

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jueves, 14 de agosto de 2014

DÍA 717: El tiempo te dará la razón pero tienes que saber que, de lo que hagas hoy, dependerá el tipo de razón que te de mañana

Llevamos tres años y medio embarcados en esta aventura incierta. Podría escribir sobre una infinita relación de experiencias vividas, aprendizajes adquiridos, descubrimientos y autodescubrimientos (que son todavía más importantes), emociones sentidas, momentos imposibles de olvidar, recuerdos para borrar de la memoria, reflexiones rumiadas y miles de elementos más que sacuden sin piedad a la mente y al corazón.

Han sido tres años y medio concentrados, como un átomo en movimiento constante. Tres años y medio intensos y retantes.

Desde el mismo instante en el que apareció frente a mi la oportunidad, todo el camino ha estado dirigido por la superación, el trabajo (mucho de este, interno), la pasión y el deseo de vivir experiencias vitales únicas y aportar, allá donde se necesite, un poco de lo que quizás yo puedo compartir.

El momento dura un instante y no regresa, el hoy es único e intransferible, tu presente forjará tu futuro... seamos responsables con nosotros mismos, lo que hagamos, lo que decidamos ahora, definirá lo que seremos mañana.

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Digamos que siempre he sido de lanzarme al vacío, con seguridad y ciertas garantías previas, eso sí, pero atrevida, porque soy consciente de que vida solo hay una. Y lo se no solo de palabra, lo se de corazón y de conducta. Soy una apasionada de la vida, de ver, sentir, experimentar, descubrir... soy una intensa vividora, pero no de esas que el diccionario tacha de aprovechada, abusadora o sacacuartos... a no ser que estos tres términos los apliquemos a la propia vida, que en ese caso sí lo soy, pues quiero aprovechar, abusar y sacar los cuartos de todas las maneras posibles al tiempo de existencia para mi beneficio vital y, en la medida en que me sea posible, también para el beneficio vital de aquellos que me rodean.

El pasado lunes dimos en Tierra de Acogida oficialmente la bienvenida al nuevo curso escolar, aunque quienes trabajamos en las profundidades de este hormiguero de enseñanza llevábamos ya algunos días más poniendo previamente todo en orden.


Como en cada nuevo inicio los nervios, las dudas, las incertidumbres, la alegría y las ganas de hacer mejor este año al anterior hicieron, en cada uno de los que formamos parte de aquel momento, acto de presencia.

Ayer, miércoles de mediados de agosto, llevábamos por tanto tres días con las puertas abiertas de nuevo, acogiendo entre nuestras paredes a niños y niñas que necesitan de nuestra ayuda y de nuestro cariño, pues dada su condición (no solo por ser niños y niñas de educación especial si no especialmente por el simple hecho de ser niños y niñas) necesitan de una extraordinaria dosis de amor y normalización... nada extraordinario a lo que debe ser en cualquier otro centro de esos a los que denominan "regular" u "ordinario".

Os cuento además que ayer fue, personalmente, un día positivo que hizo que se fortaleciera un poco más la convicción de que hace más de tres años y medio tomamos la decisión adecuada. Tras estos años llenos de lucha, de mucho sufrimiento, de dolor y superación, de momentos emocionantes jamás imaginados, de aprendizaje, de descubrimiento y autodescubrimiento, de aprender a ser paciente, de descubrir muchos mundos nuevos (sobre todo los que tenemos dentro y que no siempre somos capaces de ver).... ayer, al fin, pude comenzar a ver tímidamente que las cosas van dando sus frutos... con calma, sin prisa, sin pausa, mostrando una vez más nuevos retos por delante y logrando que siga retumbando en mi cabeza tres palabras que adoro y me marcan el ritmo desde hace tiempo... ¡adelante, siempre adelante!. 

Nunca desistas ante aquello en lo que creas fielmente, se terco, si caes... levántate, si caes de nuevo... levántate... si vuelves a caer, ¡levántate!...  hazlo cuantas veces sea necesario. Llora, sufre, grita, siente el dolor más profundo, frústrate, ten ganas de tirar la toalla pero nunca, jamás, te arrepientas ni te des por vencido, porque si tienes algo claro, si tienes un objetivo, tarde o temprano empezarás a notar que estás en el camino correcto. 

El esfuerzo, de una u otra manera, siempre tiene su recompensa, lo único que tienes que hacer es seguir adelante... ¡siempre adelante!... y rebosar paciencia, trabajo y compromiso.

La vida me ha enseñado también que este tipo de pequeños rayos de luz, de esperanzas, de oportunidades como las que ayer llegaron a mi, puede que finalmente se hagan realidad o puede que no. He sentido muchas veces la frustración de las ilusiones no cumplidas, me han puesto demasiados caramelos en los labios y cuando mi expectativa y mi anhelo estaban en pleno apogeo... me lo han arrebatado. Nunca he sido de "cuentos de la lechera" y ahora todavía lo soy menos. Así que llegados a este punto de mi propia historia, sin duda digo (y me digo a mi misma) que puede que, las pequeñas sorpresas que ayer llegaron a modo de propuesta, terminen siendo tangibles o no... en cualquier caso la alegría y la agitación por ir alcanzado retos se queda en mi. Y esto ya es motivo de sentirse feliz y satisfecho... aunque no conformista.

El tiempo me ha enseñado a ser tolerante y comprensiva con los sueños que tardan en llegar. Soy positiva, así que se que tarde o temprano harán acto de presencia, mientras tanto... ¡adelante, siempre adelante!... sin olvidar jamás, bajo ninguna circunstancia, que quien te acompaña en el camino es parte fundamental de los logros alcanzados, pues la mitad del éxito de alguien suele ser propiedad de la persona (o personas) que se ha (han) mantenido y se mantiene(n) a tu lado.

No olvides nunca que el tiempo te dará la razón pero debes saber que, de lo que hagas hoy, dependerá el tipo de razón que te de mañana.

http://psicoastrologia3.wordpress.com/2013/06/11/la-esencia-de-la-vida-es/
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miércoles, 13 de agosto de 2014

DÍA 716: Cuando el temblor es mayor dentro de la cabeza

Es curioso cómo funciona la mente humana cuando está llena de desconocimiento, miedo e imaginación.

La verdad es que leído así, de carrera, sin pausas, parece una bomba de relojería en plena ebullición. Son tres situaciones a las que por sí solas hay que tenerles cierto respeto, así que si se alían uno sabe que puede encontrarse, sin quererlo, en una situación un tanto inquieta y desagradable.

http://www.pandora-magazine.com/wp-content/uploads/2012/10/miedo1.jpg
Inicio así la reflexión de hoy porque ayer en Tierra de Acogida a las 11:05pm, justo cuando gran parte de los habitantes formales, y/o que trabajamos en jornada de mañana, llevábamos una o dos horas de sueño, se produjo un temblor. Para quien desconozca esta terminología de fácil digestión mental (mucho más que el término original) temblor no es otra cosa que un terremoto.

No fue un temblor grande, fue de 4.5. Incluso hubo algunos, como M.A. que (una vez más, pues esta misma situación la vivimos hace dos meses) me hizo creer durante unos segundos que habían sido impresiones mías al estar cayendo en manos de Morfeo. Se equivocaba, lo constaté pocos minutos después de mano de amigos locales y, especialmente, de las publicaciones oficiales de la Red Sísmica y otros medios de comunicación estatales.

Por si alguien de Tierra de Origen llegado a este punto le ha entrado alguna pequeña preocupación, diré que estamos todos bien. Una vez sucedió el imprevisto, todos seguimos durmiendo.

Y a este punto quería llegar yo.

El desconocimiento, el miedo y la imaginación son tres patas para un banco inestable y tembloroso en la cabeza. Durante las pasadas vacaciones de verano en mi, de nuevo añorada, Tierra de Origen tuve una interesante charla con familiares precisamente hablando de esto y hoy, tras la vivencia de ayer, quisiera compartirlo brevemente con vosotros.

Antes de embarcarme en este viaje aventurero y cruzar el océano a Tierra de Acogida, yo, como muchos, veía con pánico y cierta admiración las imágenes en movimiento que llegaban a mi retina tras una pantalla referentes a fenómenos meteorológicos y naturales que azotaban despiadados lo que era para mi el otro lado del mundo.

No puedo evitar decir que tengo la suerte de estar viviendo en una isla que, a pesar de la ruda climatología (sí, el Caribe es duro, imprevisible y muchas veces poco agradable a pesar de lo que nos intentan vender las compañías de viajes al otro lado del charco) tiene implantado un protocolo y un plan de formación e información sobre seguridad ante ese tipo de situaciones (huracanes, terremotos, tsunamis, epidemias y un sin fin de incomodidades varias) que es admirable.

La Agencia Estatal de Manejo de Emergencias y Desastres hace una labor encomiable para poder ofrecer y poner en práctica cuando se necesita las mejores acciones tanto preventivas como paliativas ante este tipo de situaciones.

Desde bien pequeña, al menos desde que tengo capacidad para ver y entender las noticias de televisión y prensa (cosa que a día de hoy todavía pongo en duda que sepa hacerlo) pude comenzar a construir en mi cabeza una imagen en la distancia sobre los efectos de la llegada de un fenómeno natural. Comencé así a elaborar en mi consciencia inconsciente una imagen a base de desconocimiento, miedo e imaginación.

No hay nada peor para la cabeza que la unión de estos tres fenómenos, pues hace que uno materialice una ficción que, a base de temor e ignorancia, se pueda convertir en realidad (en tu propia cabeza).

Ahora, viviendo ya aquí el suficiente tiempo como para estar informada, haber aprendido y haber experimentado algunas de estas situaciones naturales, puedo avanzar que las cosas han cambiado mucho de perspectiva. Especialmente porque se aprende a diferenciar grados en este tipo de situaciones, se aprende a ser precavido, descubres cosas que nunca antes te habrías planteado, priorizas y adquieres una absolutamente necesaria práctica preventiva (de la que confías poder hacer uso cuando algo de alta categoría llegue...).

Ni qué decir tiene que todo esto no anula el temor ante la llegada de cualquier tipo de situación climática inesperada, pero el desconocimiento y la imaginación han sido borradas de la cabeza, lo que hace que vivas la realidad de una manera mucho más objetiva y orientada hacia lo que realmente puede ser práctico.

Todo efecto natural, previsible o no, merece un gran respeto y una gran preparación, en especial los temblores que no avisan su llegada.

Con el texto de hoy tan solo quiero poner sobre la mesa el hecho de que, ya sea hablando de fenómenos meteorológicos o de cualquier otra cosa existente en esta vida, no hay nada peor que la mezcla de ignorancia, temor y creatividad, pues juntos construirán dentro de la cabeza una imagen ficticia en la que se puede quedar atrapado y que puede agitar interiormente con tanta fuerza que transformará la cabeza en un peligro mucho mayor que el que supone un temblor en la tierra.

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martes, 12 de agosto de 2014

DÍA 715: "Al morir no nos entierran, porque enterrar algo significa olvidar. Al morir nos siembran, porque todo lo que hayamos cultivado en vida será recogido por otros tras nuestra despedida"

Siempre me ha parecido enormemente curioso y apasionante el comportamiento humano en todas sus dimensiones. Para mi es algo tan atrayente, conmovedor y sorprendente que casi diría que forma parte de mi personalidad el entusiasmo hacia el descubrimiento continuo de lo más recóndito de nuestra cabeza.

Por supuesto, tras algunas dudas iniciales propias de la edad y las circunstancias, mis estudios formales se encaminaron hace ya algunos años hacia esta vertiente. Y, por supuesto también, de siempre parte de mis entretenimientos en la vida están relacionados con esta temática. Nunca dejo de asombrarme y aprender, es como si fuera un pozo sin fondo de descubrimientos al que hace muchos años me lancé y del que no quiero salir.

De entre el prisma complejo en el que se estructura la personalidad y el carácter, hay un área que es, sin duda, enjambre de curiosidad hipnótica, y no es otra que las emociones.

Tema complejo que nunca deja de sorprenderme. Podría compartir páginas y páginas en esta ventana sobre las propias experiencias y sobre mi propia opinión al respecto, pero se que no es lugar ni soy quién para dar ninguna clase magistral sobre el tema. 

Sin embargo, hoy quiero expresar una curiosidad de la que ayer fui protagonista en primera persona. Tras un día complicado emocionalmente (alegrías y tristezas en un solo paquete), a la noche, en la tranquilidad de mi cama, me vino de pronto un pensamiento a la mente. Es curioso cómo, sin llegar a conocer personalmente a alguien, su fallecimiento puede causarte tristeza y dolor. Por supuesto no es el desgarro de un familiar o un amigo cercano, pero la muerte, el dolor, el sufrimiento de otros a los que nunca se ha conocido en cuerpo y alma presente, puede tocar la emoción igualmente.

Eso me hace confirmar que las relaciones humanos son redes entretejidas, quizás yo no conocía en presencia a esa persona que se ha ido, pero muchos de los que me rodeaban sí. Su espíritu, su esencia, su personalidad de alguna manera ha quedado presente en el ambiente y eso sí lo puedo sentir.

Ayer viví una triste despedida relacionada con mi trabajo. Dijimos adiós a una persona luchadora a la que, como adelantaba, no tuve el placer de conocer en persona, pero gran parte de mis compañeros sí pudieron aprender y compartir tiempo con ella. Con eso es suficiente para mí, ya tenía la sensación de que ella también hubiera formado parte de mi vida. Participé por tanto de la tristeza de su partida.

En el funeral se dijeron palabras muy sabias, pero hubo una reflexión que me caló hondo... "Al morir no nos entierran, porque enterrar algo significa olvidar. Al morir nos siembran, porque todo lo que hayamos cultivado en vida será recogido por otros tras nuestra despedida".

No puedo estar más de acuerdo.

Y como tal, con esa siembra, quiero mostraros unas imágenes que saqué ayer. Más allá de parecer tétrico o lúgubre, quiero ofrecer unas imágenes de paz y belleza, pues un camposanto estructurado de la siguiente manera me parece de una belleza inmensa... sobre todo por el hecho de que muestra cómo nos vamos de este mundo, sin clases, sin rangos, sin riquezas ni pobrezas... en este modelo de camposanto no hay jerarquías ni clases, porque a la hora de la despedida las cosas materiales de nada nos sirven... y para mi no hay mayor belleza que esa. 

Nacemos desnudos de ropajes y morimos desnudos de espíritu, lo que decidamos hacer entre ambos sucesos es decisión personal... yo prefiero aumentar mis riquezas de espíritu, al fin y al cabo las riquezas de ropaje no se siembran ni se recogen cuando ya no estemos presentes.



NOTA. En la noche de ayer el mundo recibió también la triste noticia de que Robin Williams había partido. Este escrito también se lo dedico a él, su siembra en esta vida ha sido inmensa y muchas de sus películas han formado parte de lo que al principio de este escrito relataba, mi pasión por conocer más sobre el carácter humano. DEP.
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El Rey Pescador es una de mis películas favoritas... aquí un pequeñísimo fragmento.

lunes, 11 de agosto de 2014

DÍA 714: Luna llena. Luna de agosto.

En mitad de la noche me despertaste con nacarada luz centelleante. 
Pensé que ya llegaba el día, horario desajustado y discordante.
Hipnotizada por tu blanquecina tez, quedé atrapada en admiración asombrante
Luna llena en un cielo de agosto, 
luna llena y cegadoramente deslumbrante.
Luna de verano que nos alumbró a todos
en la noche de un domingo taciturno y fascinante.
Desde Tierra de Acogida retraté tu hermosura brillante
sabiendo que no te miraba sola, 
sabiendo que compartía con muchos aquel instante.
Miradas enfocadas hacia un cielo luminoso y resplandeciente,
miradas desde todo el mundo, 
miradas fusionadas en tu belleza de frágil globo flotante.


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domingo, 10 de agosto de 2014

sábado, 9 de agosto de 2014

DÍA 712: Los sábados duran más de 24 horas


 Lápiz, papel, un suspiro y una sonrisa... y de pronto, frente a ti, ¡explota el sabado!.


Los sábados duran más de 24 horas, por eso es importante organizarse bien y aprovecharlo al máximo.

¡Feliz día a todos/as!

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viernes, 8 de agosto de 2014

DÍA 711: El hábito no hace al monje, pero hace que uno se crea monje

http://de10.com.mx/img/promos/Que-es-la-memoria-humana.jpg
Me siento delante de la siempre retante pantalla parpadeante del ordenador y me pregunto en silencio... "Y hoy.... ¿qué puedo contar yo hoy?"... no obtengo respuesta, tan solo hay eco retumbando en mi inspiración malacostumbrada tras semanas de vacaciones e interrupción.

De pronto, como el fogonazo de un flash inesperado, lo veo todo claro.

"Semana esta de recuperar hábitos"... me vuelvo a susurrar en silencio.... "semana de adaptación, reaprendizaje, recuerdo y agitación interna".... me justifico a mi misma con motivante intención.

El caso es que hace siete días pensaba que este retorno iba a ser muchísimo más duro, estaba plenamente convencida de que tres cuartas partes de los trabajos que realizo día a día en Tierra de Acogida se habían borrado por completo de mi cabeza. Existía incluso una altísima probabilidad hasta de que se me hubiera olvidado cómo se camina en este lado del mundo. Por supuesto, a estas alturas del regreso, confirmo que aquellos inquietantes pensamientos eran simples falacias intimidatorias. 

No solo recuerdo absolutamente todo si no que tengo la extraña sensación de que nunca me fui de aquí, como si me hubiera reincorporado con más descanso y fuerza por arte de magia. Como si las vacaciones hubieran sido un sueño lejano y confuso. Como si todo existiera tan solo en mi cabeza. Ficciones desconectadas para sobrellevar la lejanía y el hábito anquilosado.

Y nuevamente, como un grito de sorpresa espontáneo, de esos que hacen que des un saltito sobresaltado, aparece en mi cabeza una reflexión repentina... "el hábito no hace al monje... pero hace que uno se crea monje"... y ciertamente amigos y amigas, algo así es lo que parece ser que me ha sucedido a mi. La distancia y el regreso a Tierra de Origen no hicieron que se borrara todo de mi cabeza, pero lograron confundirme por unos instantes haciéndome creer que la amnesia selectiva (esa que en este caso se aplica al trabajo) había hecho acto de presencia de manera perversa.

Por supuesto también puedo darle otra interpretación que me resulta, a día de hoy, más tranquilizadora... todavía me queda mucho por aprender, no soy monje ni mucho menos, pero la cabeza es lo suficientemente inteligente como para, en ciertos momentos, hacerte creer que lo eres y así superar los imprevistos de una manera asombrosa.

Nunca confiéis al 100% de vuestras capacidades, mantener un nivel de alerta constante es muy positivo, saber que no se sabe todo es el primer paso para avanzar. Sin embargo, de vez en cuando es bueno que os pongáis el traje de monje (alquilado temporalmente) y saquéis todo vuestro talento escondido estando seguros de que no hay sobre la faz de la tierra monje más monje que vosotros.

Siempre y cuando creeros monjes no haga daño a nadie ni a vosotros mismos, pues adelante, habituaros y creeros monjes por un ratito, os hará sentir seguros y más tranquilos... eso sí, no os acomodéis en el traje, pues si lo hacéis os aseguro que terminaréis rasgándoos las vestiduras, y enfrentarse a la vida desnudo (de capacidades y nuevos aprendizajes) hará que la batalla termine pudiendo con vosotros.

¡Feliz viernes amigos!... voy a disfrazarme, que por aquí comienza el día y promete ser lo suficientemente retador como para creerme monje por unas horas.
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jueves, 7 de agosto de 2014

DÍA 710: En las profundidades del océano

 Hoy publico entrada rápida y de gran profundidad. 

Voy tarde... tarde.... tardísimo. Cosas del jet lag dicen que es, así que aquí os dejo un video impresionante que llegó a mi retina hace poco tiempo y que me tiene profundamente anonadada. 

¡Disfrutadlo mucho y feliz jueves!

miércoles, 6 de agosto de 2014

DÍA 709: Puntas de lanza en mi costado

http://gsesportes.com.br/wp-content/uploads/2013/06/dor_nas_costas.jpg

Espinas por huesos en mi costado
se clavan insensibles con mala intención.

Dolor de espalda desde el pasado sábado,
sobrepeso en las maletas, lacerante vuelo en avión.

Corriente angustiosa por mi espinazo malparado.
Tortura, suplicio, tormento, aflicción.

Lumbares maltrechos, lomo maltratado.
Reverso indispuesto, terrible condición.

Me muevo despacio, con paso pausado.
No puedo girarme, ¡que mala tracción!.

Ni corro, ni estiro, ni doblo hacia un lado.
Encorvarse... vetado, doblarse... prohibición.

"Paciencia", me digo al sentarme encorvado,
"paciencia, querido, paciencia y medicación".

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martes, 5 de agosto de 2014

DÍA 708: "17 cosas que cambian para siempre cuando vives en otro país"

Ayer un muy buen amigo, residente además de 12:45pm, nuestro querido Jaime, me hizo llegar el enlace a un acertado artículo con el que me siento absolutamente identificada. Todos y cada uno de sus puntos sin excepción son una realidad en mi vida actual.

Me pareció una forma preciosa de sintetizar lo que se siente cuando te vas a vivir a tu particular Tierra de Acogida, es decir, el artículo no es otra cosa que una simplificación de lo que supone vivir en el extranjero... su título lo resume todo: "17 cosas que cambian para siempre cuando vives en otro país".

Publicado el 10 de mayo de 2014 por Angie Castells en el blog "Más Edimbugo" el texto en cuestión dice lo siguiente (lo cojo prestado de la página original):


"A punto de preparar nuestra tercera mudanza en pocos años, miro hacia atrás y sé que apretujar nuestra vida en una maleta y mudarnos a otro país fue una de las mejores decisiones que hemos tomado jamás. Porque cuando te marchas, cuando conviertes tu vida en viaje e incertidumbre, creces.


Te enfrentas a nuevos retos, descubres en ti facetas que desconocías, te sorprendes y te dejas sorprender por el mundo. Aprendes y amplías tus perspectivas. Desaprendes y, a base de algún golpe y unas cuantas lecciones, creces en humildad. Evolucionas. Añoras… y creas recuerdos que ya no te abandonarán. Si alguna vez has vivido o viajado durante una temporada lejos de casa, seguro que te sientes identificado con estas 17 cosas que cambian cuando vives en otro país.

http://masedimburgo.com/2014/05/10/cosas-que-cambian-para-siempre-cuando-vives-en-otro-pais/#
1. La adrenalina no te abandona.

Desde el momento en el que decides marcharte, tu vida se convierte en un vaivén de emociones, de lo inesperado, de aprendizaje e improvisación. Los sentidos nunca duermen, y durante un tiempo destierras la palabra rutina de tu vocabulario para dejar paso a la adrenalina. Nuevos lugares, nuevas costumbres, nuevos retos, nuevas personas… La sensación de comenzar de cero debería asustarte, pero resulta adictiva.

2. Pero, a la vuelta… todo sigue igual.

Así que, cuando vuelves unos días al hogar, te sorprende que todo siga igual. Tu vida ha cambiado a un ritmo frenético, y llegas cargado de vivencias y con unos días de vacaciones por delante. Pero en casa todo transcurre a su ritmo habitual. Los demás siguen haciendo malabarismos con las obligaciones cotidianas, y comprendes… que la vida no se detiene para ti.

3. Te faltan, y te sobran, las palabras.

Cuando te preguntan cómo va todo, te cuesta encontrar palabras adecuadas. Luego, sin embargo, tienes que morderte la lengua porque a mitad de cada conversación te acuerdas de mil y una anécdotas y no quieres parecer pretencioso o agobiar a los demás con batallitas de «tu otro país».

http://masedimburgo.com/2014/05/10/cosas-que-cambian-para-siempre-cuando-vives-en-otro-pais/#
4. Comprendes que la valentía está sobrevalorada.

Muchas personas te dirán que eres valiente, que también querrían marcharse, pero no se atreven. Y tú, aunque también tuviste miedo, sabes mejor que nunca que la valentía constituye, quizás, un 10% de las grandes decisiones. El 90% restante son las ganas. ¿Te apetece? Hazlo. Cuando damos el salto, ya no hay valientes ni cobardes: pase lo que pase, te enfrentas a ello.


«It’s a dangerous business, Frodo, going out your door. You step onto the road, and if you don’t keep your feet, there’s no knowing where you might be swept off to.»

«Es peligroso, Frodo, cruzar tu puerta. Pones el pie en el camino y, si no vigilas tus pasos, nunca sabes a dónde te pueden llevar».

5. Y, de repente, eres más libre.

Es probable que seas tan libre como antes, pero la sensación de libertad, ahora, es distinta. Si has escapado de la comodidad y has logrado que todo funcione a cientos de kilómetros de tu hogar, sientes que puedes hacer cualquier cosa.

http://masedimburgo.com/2014/05/10/cosas-que-cambian-para-siempre-cuando-vives-en-otro-pais/#
6. Dejas de hablar un idioma en concreto.

Unas veces se te escapa una palabra en otro idioma; otras solo se te ocurre una manera de describir algo… con aquella expresión perfecta que no está en el idioma adecuado. Cuando convives con una lengua extranjera, aprendes y desaprendes a la vez. Mientras interiorizas referentes culturales e insultos en tu segunda lengua, te sorprendes esforzándote en leer en tu lengua materna para que no se oxide. Como cuando Homer fue a una cata de vinos y se le olvidó cómo conducir.

7. Aprendes a despedirte… y a disfrutar.

Pronto te das cuenta de que, ahora, muchas cosas y personas son de paso, y el valor de la mayoría de situaciones se relativiza. Perfeccionas el equilibro entre crear lazos y saber desprenderte de objetos y recuerdos: una lucha perpetua entre nostalgia y pragmatismo.

8. Vives con dos de todo.

Con dos tarjetas SIM (una de ellas repleta de teléfonos de todos los rincones del mundo), con dos carnés de la biblioteca, con dos cuentas bancarias, con dos tipos de moneda que siempre, no sabes cómo, acaban mezclándose cuando vas a pagar algo.

9. ¿Normal? ¿Qué es normal?

Vivir en otro país, como viajar, te enseña que «normal» significa social o culturalmente aceptado. Así que, cuando te sumerges en otra cultura y en otra sociedad, tu concepto de normalidad se resquebraja. Aprendes que hay otras formas de hacer las cosas y, al cabo de un tiempo, tú también adoptas aquella costumbre antes impensable. También te conoces mejor a ti mismo, porque descubres cuáles son las cosas en las que de verdad crees y cuáles, en cambio, son aprendidas.

10. Te conviertes en un turista en tu propia ciudad.

Aquella atracción turística que tal vez no hubieras visitado en tu país se suma a la lista de lugares que ver en tu nuevo hogar, y pronto te conviertes en un experto en la ciudad. Pero, cuando alguien viene de visita unos días y te pide recomendación, te cuesta escoger unas pocas actividades: si fuera por ti, ¡les recomendarías visitarlo todo!
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11. Aprendes a ser paciente y a pedir ayuda.

En otro país, la tarea más sencilla puede convertirse en un reto. Tramitar papeles, encontrar la palabra adecuada, saber qué autobús tomar. Siempre hay momentos de desesperación, pero pronto te armas con más paciencia de la que nunca tuviste, y aceptas que pedir ayuda (en el autobús, en la calle, a tus conocidos) no solo es inevitable, sino muy sano. 

12. El tiempo se mide en pequeños momentos. 

Como si mirases desde la ventanilla de un coche en marcha, a lo lejos el tiempo parece transcurrir muy lento, mientras que de cerca los detalles pasan a velocidad de vértigo. Desde la distancia, te llegan noticias de cómo sigue la vida en casa: cumpleaños, personas que se van, fechas señaladas que te perderás… En cambio, en tu nuevo hogar, el día a día va muy deprisa. El concepto de tiempo se deforma tanto que aprendes a medirlo en pequeños momentos, ya sea en un Skype con los de siempre o en una cerveza con los nuevos. 

13. La nostalgia te invade en el momento más inesperado.
Un alimento, una canción, un olor. Cualquier pequeñez basta para que, de repente, te inunde la añoranza. Echas de menos detalles que nunca imaginaste (que levante la mano quien haya atesorado un bote de tomate frito como si fuese el Anillo único), y darías lo que fuera para poder transportarte, un instante, a aquel lugar. O para poder compartir la sensación con alguien que te entienda…

14. Pero sabes que no es dónde, sino cuándo y cómo.

Aunque, en el fondo, sabes que no echas de menos un sitio, sino una extraña y mágica conjugación del lugar, el momento y las personas adecuadas. Aquel año en el que viajaste, compartiste tu vida con personas especiales, fuiste tan feliz. En cada lugar donde has vivido queda un pedacito de quien fuiste, pero a veces no basta con regresar a una ciudad para dejar de echarla de menos.
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15. Cambias.

Leerás a menudo que hay viajes que cambian la vida. Y, a pesar de los clichés, vivir en otro país es un viaje que te cambiará profundamente. Sacudirá tus raíces, tus certezas y tus miedos. Vivir en Edimburgo nos cambió para siempre, en muchos sentidos, y si no fuera por aquel tiempo, hoy no estaríamos a punto de dar el siguiente paso en nuestras vidas. Quizás no lo creas antes, o no te des cuenta durante. Pero algún día, lo verás con una claridad pasmosa. Has evolucionado, tienes cicatrices, has vivido. Has cambiado.

16. El hogar cabe en una maleta.

Desde el momento en el que tu vida cabe en una maleta (o, si tienes suerte con tu aerolínea, en dos), lo que entendías por hogar deja de existir. Casi todo lo que puedes tocar con las manos es reemplazable; viajes adonde viajes, acumularás nueva ropa, nuevos libros, nuevas tazas. Pero llegará el día en el que, en tu nueva ciudad, te invada la sensación de estar en casa. El hogar es quien te acompaña, quien dejas atrás, son las calles donde transcurre tu vida. El hogar también son los objetos al azar que pueblan tu nuevo piso, aquellos de los que te desprenderás sin remordimientos cuando llegue el momento de marcharte. El hogar son los recuerdos, las conversaciones en la distancia con familia y amigos, un puñado de fotografías. Home is where the heart is.
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17. Y… no hay vuelta atrás.

Ahora ya sabes lo que significa renunciar a la comodidad, comenzar desde el principio y maravillarte todos los días. Y el mundo es tan grande… ¿que cómo renunciar a seguir descubriéndolo?"

Os dejo aquí el enlace al artículo original por si os apetece daros un paseo virtual por el blog del cual he obtenido el texto: http://masedimburgo.com/2014/05/10/cosas-que-cambian-para-siempre-cuando-vives-en-otro-pais/#

Agradezco a enormemente a Jaime su recomendación, él también ha sido viajero aventurero pocos años atrás, así que se que igualmente siente en sus entrañas cada una de las palabras del texto. 

Os deseo un día maravilloso, yo confío en que este segundo día de regreso a Tierra de Acogida sea tan positivo como lo fue el de ayer. Ya sabéis amigos y amigas... ¡adelante, siempre adelante!.

¡Feliz martes!

(Se que sale una dirección web entre el texto, entre el punto 12 y el punto 13, mi ignorancia en informática me impide deshacerme de ella, he probado de todo y no hay manera, se quiere quedar en 12:45pm, así que he optado por dejarla, disculpadme).
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