lunes, 29 de octubre de 2012

DÍA 97: Este

En el seno de una familia de cuatro hermanos nacieron unos gemelos, a los que el paso del tiempo terminó llamando Este y Oeste.

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Crecieron, como crecen los hermanos casi idénticos, al margen del resto de sus pares consanguíneos en cuanto a confidencias, juegos, aprendizajes alternos y depósitos de confianza... siempre aventureros, siempre inseparables compañeros.

Sus otros hermanos, nacido cada uno en un extremo de la línea de descendencia, hacían las veces de escudo para los gemelos, pues siendo uno el hermano mayor y el otro el directamente opuesto, ambos centraban su vida en mantener el equilibrio consanguíneo a modo de Yin-Yang. Asumir ser ese contrapeso que ser límite conlleva no es tarea fácil... pero aporta, a quien se encuentra en la zona central (como era el caso de los gemelos) una situación de relativa estabilidad y seguridad que permite espacio y tiempo para disfrutar cómodamente de la vida y del crecimiento vital.

Su infancia transcurrió confortable y feliz... sin embargo, en la adolescencia sus caminos comenzaron a distanciarse. Ambos anhelaban imperiosamente encontrar su propia identidad, su ser más profundo y diferencial, deseaban descubrirse a sí mismos sin lastrar reflejos fraternales. Esta aspiración se hizo tan pesada que, tras largas noches de insomnio, meditación y revelaciones, una mañana ambos presentaron sus ambiciones a la familia y prepararon cada uno un pequeño petate donde asegurar sus pocas pertenencias.

Así fue como Este y Oeste dejaron atrás aquel ambiente de bienestar y relativa inexistencia para lanzarse a la búsqueda de su propia naturaleza, de aquello que les hacía ser únicos e irrepetibles.

Este se adelantó y abrió la puerta de la calle, ambos salieron a la intemperie y, tras un efusivo y melancólico abrazo con sus hermanos Norte y Sur, ambos iniciaron su caminar por sendas antagónicas... Este dejándose llevar por la llamada diestra del camino y Oeste por la calzada que se abría justamente en sentido contrario.

Iban, poco a poco, alejando sus pasos los hermanos gemelos... manteniendo la mirada al frente y, de vez en cuando, volteando sus miedos e incertidumbres hacia atrás, observando los pasos ya recorridos y afianzado, al mismo tiempo, la necesidad de su búsqueda personal.

Así es como la historia narra el modo en el que Este y Oeste dieron comienzo su distanciamiento... sin alboroto, sin rencor, sin reproches.... simplemente por esa natural necesidad de búsqueda y hallazgo del propio yo. Sin embargo, la historia no queda completa si no se relata dónde hallaron ambos hermanos esa identificación diferencial que les llevó a recorrer el mundo en su búsqueda y captura..

Este, poco a poco, fue encontrando su sitio más allá de la diestra lejanía, jamás se deshizo completamente del vínculo con el resto de sus hermanos y fue, curiosamente, el mantener viva esta relación constante lo que le llevó a descubrir dónde se encontraba parte de su más profunda identidad.

A pesar de lo que se pudiera imaginar, no fue con su análogo con quien más puntos en común revelaron mantener, pues Este descubrió que era con Sur, su hermano menor, con quien más similitudes de carácter compartía... incesante luchador dentro de la opresión, relegado en más ocasiones de las deseadas, con gran potencial y experiencia pero muchas veces desmotivado por el poder autoimpuesto de sus otros hermanos, positivo y maltratado...

... sin embargo, Este presentaba otras cualidades que le hacían pasar más desapercibido que Sur y vivir de una forma significativamente más tranquila y menos llamativa. Este vivía y dejaba vivir, trabajador incansable esperaba su momento para retomar la estima y la posición de la que, hace tiempo, fue despojado... no se dejaba amedrentar por las dificultades, siempre resurgía de sus propias cenizas y de sus tropiezos y, convirtiendo las caídas en éxitos, fortalecía su experiencia transformándola en futuro y renovación.

Tenía claro su objetivo y sabía que, tarde o temprano, llegaría su momento, ese momento de resurgimiento, ese momento de retomar su posición interna y equilibrar las fuerzas para hacer que nadie olvide que una vez, toda la familia fue Centro.

Y mientras Este continuaba sin prisa... pero sin pausa... su camino hacia el autodescubrimiento, Oeste por el contrario...

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2 comentarios:

Menchu dijo...

Me gusta esta perspectiva ... Voy a conocer a Oeste, a ver cómo me cae ...
Este me gusta!

Docecuarentaycinco dijo...

¡Gracias Menchu!