Retozaba con el agua... sumergida y despreocupada.
Desde la arena la observaba la madre, cómoda vigilante desde su silla,
mientras el Mar alborotaba sin pausa su pequeña figura agitada.
El oleaje la abatía sin piedad y sin reparo,
pero la niña, novata y obstinada, entre sal y espuma se mimetizaba.
Su ímpetu e insistencia le hacían pagar un precio caro,
pues era devorada a cada combate en que el Océano la derribaba.
Se divertía aquella infante, entre sal, arena y agua.
Desde la arena la observaba la madre, cómoda vigilante desde su silla,
mientras el Mar alborotaba sin pausa su pequeña figura agitada.
El oleaje la abatía sin piedad y sin reparo,
pero la niña, novata y obstinada, entre sal y espuma se mimetizaba.
Su ímpetu e insistencia le hacían pagar un precio caro,
pues era devorada a cada combate en que el Océano la derribaba.
Se divertía aquella infante, entre sal, arena y agua.
Superaba con temerosa alegría el vuelco perenne de las olas al quebrarse,
continuo devenir de acuosas inmensidades que en el límite con la tierra... fragua.
Ajena al futuro y sus sinsabores, la niña, con la espuma deseaba enredarse.
Inocente y embelesada en un juego caprichoso,
en el que el coraje y la insistencia eran fortalezas elementales,
continuo devenir de acuosas inmensidades que en el límite con la tierra... fragua.
Ajena al futuro y sus sinsabores, la niña, con la espuma deseaba enredarse.
Inocente y embelesada en un juego caprichoso,
en el que el coraje y la insistencia eran fortalezas elementales,
ignoraba, aquella niña, que su lúdico preludio ante el Mar azaroso,
suponían, ya en su infancia, un ensayo para futuros escollos vitales.
Bajo el calor del Sol ardiente
y entre férreas mareas de oleaje,
suponían, ya en su infancia, un ensayo para futuros escollos vitales.
Bajo el calor del Sol ardiente
y entre férreas mareas de oleaje,
se adiestraba vigorosa la niña, haciendo a las olas frente,
para en los desafíos de su vida adulta disponer de un buen anclaje.
Recordando en olvidadas imágenes este pasaje,
donde el calor, la espuma y el juego retornan a mi mente,
para en los desafíos de su vida adulta disponer de un buen anclaje.
Recordando en olvidadas imágenes este pasaje,
donde el calor, la espuma y el juego retornan a mi mente,
observo ahora mi pertrechado equipaje
y no evito alegrarme de haber sido niña con el oleaje temerosa e insistente.
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6 comentarios:
ESTE BLOG EN EL DIA DE HOY NO PUEDE PASAR SIN COMENTARIOS.
Es fantástica la forma en la que has descrito, creo, tus recuerdos, quizás me equivoque, de lo que esa imagen te ha llevado al día de hoy. La vida es así, ¿o no?. Es como esa primera experiencia que tenemos ante un mundo desconocido.
Un niño/a el primer dia que pone los pies a la orilla del mar, descubre que el mar se come sus pies, y llora. Los padres le demuestran que eso no es trágico, que él/ella puede dominarlo. Saca los piés que el mar se los ha comido y comienza a dominar la situación. Y así, con un año o más, según la edad que tenga el infante, aprende que todo no es lo que ve o percibe en su momento. La solución está en el análisis de la situación y las muletas que el entorno te pueda aportar.
FELIZ FIN DE SEMANA O POR LO MENOS LO QUE QUEDA
¡Hola M.G.! Ayer leí tu comentario pero no pude darte respuesta y no quería dejar pasar la oportunidad de hacerlo ahora.
No has podido describir mejor lo que supone ese primer contacto con el mar, quizás una no recuerde exactamente esa primera vez de experimentarlo (es muy probable que fuera como tu has narrado), pero sí recuerdo los revolcones entre las olas y las cantidades de agua tragadas (mucho mayores de las que probablemente mi cuerpo pequeño por aquel entonces pensara que podía soportar).
Quiero decirte que tus palabras me emocionaron al leerlas, me encanta que sigas siempre al otro lado de esta pantalla y que lo que escribo te guste y te inspire.
Te deseo un buenisimo día y una mejor semana... espero que sigas ahí recorriendo estos dias junto a 12:45pm y quien se encuentra tras la pantalla dándole vida.
Un besazo enorme ENORME.
Nunca, nunca se me habría ocurrido darle este enfoque...
Cuando este verano estuvimos con J en la playa me dio pena que fuera tan pequeña (5 meses), porque como a mi me encanta deseaba que ella también disfrutara mucho del mar y de la orilla. Ver desaparecer los pies bajo el agua y la arena le provocaba una extrañeza tranquila, pero sentir como se le aproximaba la masa de agua con cada ola no terminaba de convencerle. ¿Qué pasaría por su pequeña cabecita?
El verano próximo trataremos de repetir experiencia y creedme que no perderé detalle de sus reacciones...
Todas las experiencias, incluso aquellas que para nosotros son algo "común" o rutinario, para el nuevo habitante en este mundo son impresionantes. Nunca sabes qué puede estar quedando en su experiencia, en su interior y que quizá, con el paso del aos, retome y le haya servido como experiencia.
No se si has llegaste a leer el "DÍA 63: "Desde la infancia da señales el ingenio"... dijo Séneca"... va en esta línea, te lo recomiendo ;D.
¡¡FELIZ DIA!!
pertrechado equipaje,
cabeza bien amueblada.
biquiños,
Asi es Aldabra. La experiencia siempre es buena, por un sitio o por otro se podra aprovechar tarde o temprano.
Un besazo.
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