Me arrancaba la
piel con furia descontrolada.
Con rabia.
Con desmedidos
desmanes de angustia concentrada.
Tiraba sin reparo
desde las yemas, despegando las capas con dolor anestesiado.
Anhelo exacerbado
por desprender la forma corporal que el tiempo me había moldeado.
Sin dudas. Segura
de mis actos.
Deseaba
intensamente dejar mi cuerpo hecho jirones,
desconocido, irrelevante
y doblegado.
Manipular al
tiempo con egoísmo sobresaltado.
Metamorfosearme.
Caprichosamente
moldearme desde la nada. Como barro transformarme.
Deseaba
recrearme… corpóreamente un nuevo comienzo regalarme.
Cada día
martilleaba intensamente mis miedos el tiempo.
Me lo recordaba,
inexpugnable, en mi cuerpo no reciclable.
El reloj, el
tiempo y mi fin inevitable… siendo el cuerpo la evidencia de este finito viaje.
Exhausta y
afligida finalmente caí al suelo cubierto…
… por mi locura y
por mi sangre.
Convencida de mi
derrota. Avasallada. Vencida y doblegada.
Comprendí que la
vida, más allá del reflejo de un espejo insobornable,
es la suma de
experiencia, de momentos vitales.
Que el cuerpo es
tan solo el envoltorio… que un día queda invisible para el resto de los
viajeros y caminantes.
El deseo de
retroceso, tan solo por evitar lo que un día muestra nuestra exterior imagen,
es esfuerzo
vacuo, pues como una vez me dijo una mente brillante…
comparte tu vida
plena con alguien que sea un buen escuchante… pues al fin y al cabo, es lo que
terminarás haciendo al final del viaje.
Y así, con una
reflexión como sentencia revitalizante,
aún dormida y con
la mente renqueante…
… desperté de mi
sueño de temática indomable.
El devenir del
tiempo…
… y su maza de
fin inevitable,
nos enseña que la
belleza, más allá de la evidencia observable,
se encuentra en
lo más profundo, en lo más hondo de nuestras vidas ocultas bajo el ropaje.
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4 comentarios:
los primeros tres versos son tremendos!
un poema que daría para analizar y comentar largo y tendido... pero resumiendo
¡vaya poema más doloroso para explicar una sencilla razón!
no somos solamente un envoltorio, es más, yo dirìa que el envoltorio no es siquiera lo más importante...
lo imprescindible y primordial son las vísceras, los humores, las tripas, los músculos, los huesos...
biquiños,
Así es Aldabra, y añado los pulmones, el corazón y el cerebro... sin esos tres, no hacemos nada.
Un beso enorme y ¡feliz día!
¿No os ha pasado nunca que os sorprendéis cuando os miráis al espejo? ¿Qué la imagen reflejada se queda corta, o no cuadra en absoluto con lo que os sentís?
A mi me pasa de vez en cuando, pese a que me miro poco, poco, y cuando me sucede, me desentiendo por completo de ella y vuelvo a mi interior, a seguir con lo mío ...
Hola Menchu, precisamente dentro de unos días publicaré una nueva historia sobre esto que comentas ("Espejito, espejito mágico" se titula ;D)... ya me dirás qué te parece.
Los espejos son una potente "arma" de sinceridad, hay que tomarlos con precaución, jamás evitarlos pero sí estar prepardos por sus críticas constructvas y destructivas, todo depende de cómo recibamos su reflejo.
Un beso enorme y, nuevamente, ¡¡FELIZ DÍA!!.
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