sábado, 29 de septiembre de 2012

DÍA 67: Gula

Comía esperanzas ajenas.

Conocí hace tiempo a un hombre que se alimentaba de los sueños y anhelos de los demás. Los devoraba sin escrúpulo, ansioso, siempre sediento de más.

Experto en gastronomía del alma, aquel hombre dedicaba su vida y sus esfuerzos a nutrirse de optimismos y quimeras... sin límite alguno. Catedrático culinario cocinaba con esmero y dedicación los productos expropiados de tierras intrínsecas que no le pertenecían.

En cierta ocasión llegó a negociar lo innegociable con vendedores de voluntades no apropiadas. Tras la compra para el inagotable ágape el atracón fue tal que, tras el festín desenfrenado, cayó enfermo de voracidad siendo necesaria una purga de abstinencia indeseada.



Sin embargo, él siempre se mostraba sediento de más. Nunca desfallecía.

Inevitablemente llegó un día en el que, por su glotonería incontrolada, había consumado todas las ilusiones de la humanidad, así que, encontrándose todavía no saciado... no le quedó otra opción más que empezar a sustentarse de sus propias ensoñaciones y promesas...

... llevándole este autosustento hacia un camino sin retorno donde, una mañana, despertó sin reservas de entusiasmo en su interior y quedó atrapado en una profunda desidia y dejadez que le llevó a una dolorosa caída y a su propia desaparición... todo por consumir provisiones que no le correspondían y ultimar aquellas que guardaba en sus profundidades... pero que nunca eran reemplazadas o acrecentadas con esmero y atención.

Fue la propia tentación, en este caso, la que acabó con ella misma, y yo, que me había mantenido al margen esperando la llegada de ese momento, pude salir de mi guarida y regresar a mi vida de ensoñación y esperanza... tachando antes, eso sí, la siguiente palabra en la lista de mi Diario Regresivo.

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2 comentarios:

M.G dijo...

MUY BUENO.
TUS FINALES SIEMPRE ME SORPRENDEN.
FELIZ FIN DE SEMANA.
BESOS

Docecuarentaycinco dijo...

Eso es bueno M.G. Gracias una vez mas por estar siempre por aquí y por tus bonitas palabras.
Un beso muy fuerte.