Siempre tuve la sensación de que llegaba tarde a los momentos más importantes de mi vida. No me refiero a que era una persona impuntual, de hecho soy obsesivamente estricta con el tiempo, me refiero a que, cuando la oportunidad vital había salido por la ventana, es cuando yo entraba por la puerta.
Aprendí a vivir con esa sensación de ahuyentadora de oportunidades.
Aprendí a vivir con cierto resquemor a perdedora.
Hasta que la conocí.
Realmente el recuerdo de nuestro primer encuentro es vago. Solo soy capaz de rememorar sombras y sonidos embotellados, casi imperceptibles y absolutamente incomprensibles. Pero sí recuerdo, con absoluta nitidez, la primera vez que iluminó mi pensamiento y me mantuvo toda una noche desvelada intentando desarticular el mensaje que me había lanzado, como una bomba de sinceridad.
Realmente el recuerdo de nuestro primer encuentro es vago. Solo soy capaz de rememorar sombras y sonidos embotellados, casi imperceptibles y absolutamente incomprensibles. Pero sí recuerdo, con absoluta nitidez, la primera vez que iluminó mi pensamiento y me mantuvo toda una noche desvelada intentando desarticular el mensaje que me había lanzado, como una bomba de sinceridad.
Fue directa, simple, con una nitidez sentenciosa de esas que solo se encuentran presentes en personas de corazones limpios. Me lanzó el mensaje absolutamente desprevenida...
"Nunca has llegado tarde a tus oportunidades, simplemente las tenías delante pero no las deseabas tanto como para verlas. Para tí eran transparentes, vacías, etéreas, insignificantes. Finalmente, tu falta de cariño hacia ellas, hizo que, apesadumbradas, buscaran otras personas que realmente las valoraran. Nuevos horizontes. Eras tú misma la que antes de entrar por la puerta, ya les habias abierto la ventana"
No siempre estuve de acuerdo con su forma de pensar y ver la vida, de hecho creo que todo en esta vida es muy relativo, pero sí recuerdo, con completa claridad, aquella noche de desesperación e insomnio en la que mi vida cambio para siempre...
Aquella noche oscura decidí empezar a abrir menos puertas y a cerrar más ventanas, lo que provocó, casi de manera inmediata, que se revelaran ante mí opciones de vida nunca antes imaginadas... como quien tras años de vista cansada decide finalmente comprarse unas gafas... como quien tras años de vida cansada, decide regalarse una oportunidad...
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