sábado, 4 de agosto de 2012

DÍA 11: Camino de gigantes

Solía enfadarse mucho conmigo cuando ponía en duda su relato sobre cierta amistad mantenida con un gigante...

"Sí señorita, ¡con un gigante!. Y no con un gigante cualquiera, no, con uno de los grandes, de los poderosos y triunfadores. De esos que dan respeto cuando los conoces..."
... me decía.

Sí, ciertamente se enojaba mucho conmigo porque le rebatía una y otra y otra vez, que los gigantes no existían en la vida real, que eran invenciones creadas para elaborar cuentos y ensoñaciones. 

Pero ella, insistía. Así era ella, terca.

Al final, no tuve opción y una tarde aburrida le envié un mensaje de texto sobre este tema, mensaje que fue respondido con mucha rapidez por su parte. Así fue nuestra conversación, en la que tuve que hacer verdaderos esfuerzos para ajustar los caracteres al máximo establecido en mi teléfono (tarea, os aseguro, comparable a la de realizar una ecuación de tipo integral):
 

Cuéntame más sobre ese gigante imaginario Mensaje enviado a las 19:53pm
Es el gigante más grande que jamas podrás conocer,por dentro y por fuera. Pero él solo muestra el gigante exterior Mensaje recibido a las 19:55pm
Eso no tiene sentido,¿por qué querría hacer algo así? Mensaje enviado a las 20:02pm
Porque él piensa que será su grandeza externa la que le hará llegar a la cúspide de la montaña con más rapidez Mensaje Recibido a las 20:05pm
... pero está equivocado (aunque aún él no lo sabe) Mensaje recibido a las 20:07pm
¿Por qué alguien así querría ser tu amigo? Mensaje enviado a las 20:15pm
Porque soy su reflejo pero invertido Mensaje recibido a las 20:25pm
Que descanses, mañana nos vemos a la hora acordada Mensaje enviado a las 20:15pm
Que tus ensoñaciones te acompañen cuando mañana abras los ojos al amanecer  Mensaje recibido a las 20:18pm

Me recliné en la cama y, como quien abre un archivo de viejos recuerdos, vinieron a mi cabeza muchos gigantes parecidos con los que me había ido cruzando a lo largo de la vida. Creo que mañana le pediré disculpas, ahora sé que su amigo el gigante no es fruto de su imaginación, es un ser de carne y hueso... ojalá se refleje mucho en ella y finalmente cambie sus herramientas pudiendo llegar a la cúspide de la montaña escalando con su grandeza interior.

En ese momento debí caer rendida a las ensoñaciones de aquella noche, porque al abrir mis ojos con el amanecer me percaté de que la lamparita de la mesilla aún permanecía encendida...


2 comentarios:

Menchu dijo...

Identificada del todo con el águila cuarentona. Ahora sólo me falta encontrar la pared adecuada. Tengo algunas oteadas pero … imponen tanto que da miedo que no solo se rompa el pico.

Docecuarentaycinco dijo...

Pues miedo el justo, Menchu. Ya sabes que el que no arriesga no gana, y el precipicio no se cruza nunca de 2 pasos, hay que dar un único salto y grande.
Arriesgate, lo haras bien y tienes salvavidas ;).
Un beso enorme y mantenme al tanto de si encontraste la pared, ¿eh?
Gracias nuevamente por tu comentario y fidelidad.