Te pedí un par de días al punto si aún quedaban en el mercado.
No puse demasiadas pegas, tan solo que no estuvieran rotos y en su momento justo de maduración... ni crudos ni estropeados, en fin, que duren al menos 24 horas cada uno antes de descomponerse en sí mismos y quedar demasiado rancios para el consumo humano.
Salías con premura a hacer la compra y tuviste el detalle de preguntarme si necesitaba algo. Tan solo te pedí un par de días al punto... pero regresaste con las manos cargadas de bolsas rebosantes de comida y materiales de limpieza... de mis dos días... ni rastro.
Triste y desencantada regresé a mis tareas... sin mis dos días y sin las dos horas de espera que invertí nerviosa en tu regreso... aguardando impaciente a mi petición temporal de absoluta necesidad vital.
Espero que el próximo día te lleves algo de calderilla para hacer un hueco a mi sencillo encargo... créeme que no fue un capricho pasajero... un par de días adicionales me hubieran venido mejor que manzanas relucientes y una fregona nueva en este momento.
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2 comentarios:
De verdad que yo pagaría lo que fuese por poder tener algún día extra y en las mismas condiciones que los que tú esperas. Una pena que al final nunca lleguen, pero no perdamos la esperanza.
¡¡Hola Mr. M.!! La verdad es que unos días extras seguro no nos venían mal a ninguno... como tu dices, sigamos deseandolo, la esperanza no debe perderse jamás.
Un abrazo y ¡FELIZ MARTES!
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