jueves, 2 de mayo de 2013

DÍA 282: Puntos suspensivos... IV (Aldabra)

Aldabra también se asoma hace tiempo por esta ventana, una residente que siempre que tiene ocasión comparte sus puntos de vista en los comentarios y a quien se le echa de menos cuando se ausenta. Como no podía ser de otra manera quiso formar parte de este juego y me envió su propuesta de inspiración para finalizar el cuento expuesto en el "DÍA 266: Puntos suspensivos...". Un final diferente, como todos los que he recibido al reto... ¡en eso se centra la belleza de esta experiencia! . Espero que os guste.  Bienvenidos a una nueva aventura, abramos el libro y soñemos... el cuento comenzaba así...

http://familiasenruta.com/en-la-mochila/el-descubrimiento-del-mejor-libro-infantil/

PUNTOS SUSPENSIVOS

Le gustaba pasar las tardes de verano en la pequeña plaza junto a la iglesia. El silencio a la hora de la siesta era envolvente y podía llegar a sentir en la boca del estómago la palpitante emoción de la aventura.

Siempre procuraba llegar a la plaza puntual, sobre las cuatro de la tarde hacía acto de presencia frente a la fachada de construcción románica del pequeño templo con planta de crucero. 

Aquel día el Sol caía sobre la piedra abrumador e incandescente.

Miraba fijamente, como cada día, la cuerda que junto a la gran puerta de madera que daba entrada al templo se balanceaba pausada al ritmo de pequeñas corrientes de aire veraniegas. Aquella tarde, como tantas otras, se preguntaba qué sucedería si tiraba con fuerza de aquel grueso cordel.

En las primeras semanas de vacaciones no había logrado reunir la suficiente valentía como para llevar a cabo su deseo, pues temía de manera desmesurada que su acto de curiosidad tuviera como resultado un estruendoso repique de campanas que alertara a todo el pueblo dormido en las tardes de verano calurosas.

Sin embargo aquel día era diferente, pues se sentía extrañamente rebosante de energía y seguridad, quizás la causa se hallara en el hecho de que aquella mañana había recibido una postal de su hermana que residía desde varios años en la Pampa Argentina domando caballos salvajes. 

Probablemente la alegría de aquella inesperada misiva, junto a la admiración que sentía por la real aventura que su hermana se había atrevido a llevar a cabo en su vida, hicieron que se exprimiera en su interior la más oculta osadía.

Fuera lo que fuese, sabía que aquel día iba a ser diferente.

Se acercó retante a la cuerda que, indiferente, continuaba su balanceo al son del viento, se secó el sudor de la frente, limpió sus manos en el pantalón de lino color avellana, agarró la cuerda y...

... tiró con toda la fuerza de su corazón, una vez, otra vez, sin parar hasta despertar a todo el pueblo, que ante lo inesperado del suceso se fueron todos corriendo hasta el pequeño templo y allí lo encontraron, como poseído, con algo distinto en la mirada.

Cuando descubrió al pueblo arremolinado a su alrededor, se paró en seco y serenamente les dijo:

- Perdonar que os haya despertado y asustado. Lo que he hecho ahora, tenía que haberlo hecho hace mucho tiempo ya. Pero ¿sabéis qué? Nunca es tarde.  Y ahora me voy que tengo que arreglar unos asuntos.

Se abrió paso entre sus vecinos, que le hicieron un paseíllo como si fuese un torero y, nada más llegar a casa, se puso a hacer las maletas.
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2 comentarios:

matrioska_verde dijo...

llevo muchos días desconectada de los blogs por falta de tiempo y por otras causas que ya he explicado en mi blog pero para resumir: tuve una racaída en mi ansiedad y aunque fue leve y ahora vuelvo a estar bien, trastocó un montón de cosas otra vez... ahora intentos hacer más ejercicio, meterme menos presión... desacelerar, en una palabra.

siento no haber pasado antes, de verdad... te lo explico para que no pienses que soy una desconsiderada.

biquiños,
y gracias por tus iniciativas.

Unknown dijo...

¡Hola Aldabra! Tranquila, nunca pensé que fueras desconsiderada ;).

La verdad es que yo tambiñen ando como "tres en un zapato" sin embargo ese estado que describes brevemente de "recaída en tu ansiedad" me dejó preocupada, me alegra por otro lado saber que fue leve.

Desacelerar es impescindible, lo malo es que a veces tenemos que frenar cuando ya vamos a mil por hora, cuando la cosa parece que está un poco descontrolada y ni el volante ni los frenos responden como deberíam... ¡que dificil es saber dónde esta límite! ¿verdad?

Te agradezco la explicación y me alegra leerte (o al menos percibir en cierta manera entre tus frases) que te encuentras mejor. Te mando MUCHISIMO ANIMO y ENERGÍA, una sirena no puede ahogarse nunca, recuerdalo, tienes el don de vivir en lo alto y en lo bajo ;).

EN cuanto a no pasarte por aqui todo lo que quisieras, ni te preocupes por ello, yo ando igual con tu ventana... pero al final siempre encontramos las marchas para aflojar el motor y poder hacerlo durante unos minutos ;).

Un besazo ENORME y ¡DISFRUTA MUCHO DEL FIN DE SEMANA!