He decidido hacer, durante los días que esté en mi ciudad natal pasando las tan ansiadas Navidades con la familia, una especie de Diario Navideño donde cada día, al igual que sucede en 12:45pm de manera natural, exponga una inspiración con forma diferente cuyo origen sea alguna situación que me haya envuelto con sus redes durante mi retorno.
Por tanto, la esencia será la misma, solo cambia el envoltorio... y tampoco demasiado, no vayamos a despistarnos en exceso y después el regreso a la senda de la extrañez docecuarentaycinquiana sea demasiado ardua y oscura.
En esta primera salida navideña (ya sabéis que en 12:45pm no hay entradas sino salidas de palabras...) he decidido recopilar algunas de las primeras curiosidades que he pensado y/o vivido tras mi regreso a mi país de origen habiendo estado un año intenso, profundo y apasionante, en mi queridísima isla del Caribe.
En definitiva, digamos que voy a recoger, de manera resumida y conceptual, pensamientos iniciales que han envuelto a las primeras horas de mi estancia en la esperada reaparición...
Dicho ésto, expongo que...
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Dicho ésto, expongo que...
- No he podido cumplir mi objetivo de retornar a mi tierra por Navidad con el color caribeño impregnado en mí en su máximo esplendor... mi piel sigue blanca, apuesto a que casi incolora, mis deberes laborales y otras circunstancias tanto manejables como no manejables (véase por ejemplo mi condición genética de blanquez) han hecho que el moreno dorado por el Sol quede extraditado. Y así también me lo han hecho saber algunos con los que crucé mi camino en las últimas horas.
- No tengo que preocuparme por los mosquitos y otros insectos de tamaño imposible y de efecto devastador... aunque he de confesar que a veces los veo revolotear a mi alrededor... ficción costumbrista será... quizás para que no me olvide de su existencia y cuando vuelva a ellos mi pesar sea menor.
- Puedo beber agua directamente de grifo... ¡su sabor es extraordinario!... la montaña viva habita en un vaso de cristal
- Me sorprende poder caminar por las calles. Frase simple y compleja... ¡caminar por las calles!.
- El choque climático, de momento, no ha sido tan desconcertante (hay cosas que al parecer nunca se olvidan). Echaba de menos ponerme ropa de abrigo, no puedo evitarlo, un año en sandalias está bien, pero también aburre.
- En mi tierra se dan dos besos de bienvenida y sin mucho aspaviento añadido. El abrazo, la sonrisa de gratitud por el encuentro y el regalo de tan solo un beso en la mejilla derecha de quien se encuentra al frente, es demasiado parefernálico.
- Cuando uno se va, dice adiós y no "chao, nos vemos".
- Los carros son coches, los celulares teléfonos y los espejuelos gafas.
- Los campos están marrones... secos... fríos... hivernales.
- Las ciudades, y todo su entorno, está pulcramente edificado, cuidado y diseñado... ¡mi país es precioso y organizado!
- Los habitantes visten en tonos demasiado oscuros. Sus ropas, sus complementos... son negros, marrones, grises... intuyo (aunque aún no lo puedo constatar científicamente) que exteriorizan su estado interior.
- Desde mi aterrizaje he sido testigo indirecto de varias conversaciones entre locales que evidencian la difícil situación que actualmente vive el país que llevo... vaya donde vaya... en mi corazón. Situación dolorosa e injusta la del ciudadano de a pie, que recuerda, con gran pesadumbre, a los tiempos de los mayorazgos, las injusticias, los saqueos, el esclavismo y la manipulación... como dirían en mi país de acogida, "aquí solo cambian los muñequitos, el resto es lo mismo".
- Termino mi puntual reflexión agradeciendo que la ciudad haya querido regalarme, a las pocas horas de acogerme en su regazo, un agradable encuentro. Hacía años, muchos, quizás demasiados, que no veía y hablaba con un antiguo compañero de estudios... también viajante... también soñador... y ayer el destino quiso que, en una oscura y fría calle, nuestros pasos se cruzaran e intercambiáramos teléfonos para tomar un reconfortante café durante mi estancia navideña. Ésto me hace recordar lo agradable que a veces esta ciudad puede llegar a ser.
Por tanto concluyo que de momento lo poco que he experimentado me dice que las cosas siguen más o menos igual... por fuera, en su fachada exterior. Sin embargo constato que yo sí he sufrido cambios, este último año y todo su séquito temporal antecedente, han hecho que yo haya cambiado mi punto de vista... lo que hace que regrese a mi recuerdo algunos de los DÍAs aquí compartidos, como aquel Domingo 7 de Octubre donde reflexionábamos sobre lo que sucedería si las puertas de la percepción fueran limpiadas ("DÍA 75: Si las puertas de la percepción fueran limpiadas, todo aparecería ante el hombre tal como es, infinito").
En definitiva, no me he transformado en alguien irreconocible, soy la misma, mi esencia es la misma, pero creo que he madurado en algunos aspectos, dejando intactos o en todo caso potenciados, características de mi persona que, inevitablemente, jamás transmutarán... ni deseo que lo hagan...
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2 comentarios:
Bienvenida Izaskun!!!
Quiero hacer un pequeño comentario a tu entrada, al tema de nuestro hábito de vestir oscuro.... y me temo que sí, que nos da algo de miedo que se nos vea, que preferimos pasar desapercibidos entre la masa y quizás, sin norma escrita, nos hemos puesto de acuerdo.
Feliz Navidad.
Un abrazo
¡¡HOLA MARA!! QUe ilusión verte por aquí, ¡BIENVENIDA TU TAMBIEN!
Muchas gracias por mirar por mi ventana y dejar tu comentario, lo del vestir oscruo, al igual que otras cosas, son pequeñas percepciones que me han resultado interesantes, curiosas, tras 1 año en una cultura tan dferente a la nuestra.
¡Allí todo tan lleno de color!, sea cual sea el estado de animo, todo es luz, color, alegría incluso cuando llueve (por fuera y por dentro)por eso, al vivir un año en un arco iris (por decirlo de alguna manera) y regresar aquí rodeada de grisis, negors y marrones... me ha llamado la atención (Siempre ha sido así, no es que de pronto la cosa haya
cambiado, soy yo la que se ha sorprendido sorprendiéndose de sorprenderse jajajaja)
Te digo que yo ahora también me he mimetizado y me visto con colores oscuros, el Invierno en estas latitudes es lo que tiene (pero que conste que no me faltan ganas de salir bien colorida un día de estos... Nochevieja no cuenta ;D).
Un beso muy fuerte y ¡¡FELICES FIESTAS!!
Me alegra mucho, de corazón, que te hayas animado a dejar tu huella por aquí.... siemore que quieras sabes que eres benvenida ;).
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