Cada noche tropiezo torpemente y caigo sobre la cama de bruces, derrumbada y estrepitosa.
Haciendo inútiles malabares y desequilibrios circenses.
A la mañana siguiente, renovada, me levanto ágil y, con un sorprendente salto vital, me pongo en pie esperando aplausos de sorpresa artística ante un público imaginario e invisible.
Repito la función día tras día, regenerando mi cuerpo y mi espíritu con nocturnidad y alevosía.
Quedan todos invitados.
http://manualdevivencias.blogspot.com/2011/09/tropezar-2-dos-veces-con-la-misma.html |
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