Hoy es un buen lunes.
Cuando finalice la semana cruzaremos de nuevo el océano y eso significa que amanezco este lunes con una extraña mezcla de nervios, alegría, ansiedad, emoción y mil cosas más que al rico diccionario de lengua castellana todavía no le ha dado por poner término escrito ni hablado.
Desde que vivo esta aventura insólita y dolorosa los viajes los he realizado de manera anual, de Navidad en Navidad y vuelo porque ya toca. Viajar a Tierra de Origen cada 365 días se hacía realmente duro y pesado, así que este año, por muchos y muy justificados motivos, hacemos las maletas en la mitad y nos vamos por vacaciones a casa.
Confiemos, que así la distancia pese menos.
Últimamente cada viaje que vivimos hace que consolide dentro de mí una sensación extraña. Se ha instalado en mi interior desde hace algún tiempo el sentimiento de que parece que vivo en bucle continuo... y eso no me gusta. Cierto es que la vida en este pedacito de tierra tiene mucho de círculo cerrado, de bucle anual y rutinario. El clima más o menos estable todos y cada uno de los días, la hora de amanecer y anochecer con un pequeño margen de diferencia de casi 1 hora durante la anualidad, vivir en cuenta regresiva de manera periódica para volver unas semanas a Tierra de Origen y un sin fin de cosas más que no aplican ahora mismo explicar, hace que crezca en el interior de esta forastera un extraño sentimiento de repetición y rizo.
Pensamientos extraños provocados por el agotamiento extremo y la añoranza, probablemente.
Lo que sí es cierto es que, como todo en esta vida, las cosas tienen su tiempo, todo tiende a tener una preestablecida fecha de caducidad. Yo todavía desconozco la mía en relación a esta aventura, ni quiero saberla, así se hace mucho más emocionante esta experiencia, pero claramente puedo deciros que dentro de este continuo circular en el que me encuentro envuelta ahora llega, de nuevo, el momento de regresar a casa. La maravillosa novedad en este caso es que lo hacemos en verano y estaremos el doble de tiempo de lo que habitualmente estamos.
Sin duda hoy es un buen lunes... los nervios, la alegría, la ansiedad, la emoción y las mil cosas más anudadas en mi estómago son pruebas irrefutables de que así es.
Hoy es un buen lunes.
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