Rascaba la arena el gato
buscando un tesoro escondido.
Araña y araña la tierra,
con talante poseído.
Fija la mirada en su cometido,
nada le hace abandonar.
Terco siempre es el felino,
insistente en su encomienda,
mientras el dueño turbado,
enloquece con la arenosa estridencia.
Blancas tiene ya las patas,
las uñas pulidas de tanta fricción.
Pero el gato no se inmuta
y sigue obstinado en su entretenida misión.
Tras horas de búsqueda,
con final infructuoso,
parece que desiste
agotado y hundido.
Se tumba, todo largo,
junto al botín ilusorio
y comienza a lamer su pelaje
con espíritu escrupuloso.
Manías y costumbres
de un animal extraordinario,
que nos enseña a vivir la vida
con locura, espionaje y pulcro aseo diario.
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2 comentarios:
Yo soy más de perros, que a los gatos los veo como unos cabrones desagradecidos, pero ¿qué cuernos? Eso es lo que me gusta de ellos.
Saludetes!
Ay Mr.M, así era yo hasta que hace poco más de año y medio cayó en mis manos un gatito (ahora gatazo) negro como el betún. Se llama Neo (por eso del negro...) y te diré que, habiaendo tenido las dos cosas (perro y gato), ciertamente mi perceción ha cambiado INFINITAMENTE sobre los segundos.
Como en todo (perros, gatos o personas) todo depende del caracter y la educacion que uno le de, pero te aseguro que hay gatos MARAVILLOSOS, por supuesto este no tiene nada de cabrçon desagradecido y es un trozo de pan, vaguete y bendito :D.
Así que, como me ha pasado a mi, nunca se sabe, hay de todo en este mundo y lo mejor de todo es sorprendernos a nosotros mismos descubriendo que las cosas no son como a veces pensamos ;).
Un beso y ¡FELIZ MARTES!
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