martes, 19 de noviembre de 2013

DÍA 482: Luis (una historia basada en hechos reales... o no)

Hacía un calor considerable y las calles solo veían rasgado su silencio de mediodía por el clamor descontrolado de todos esos turistas que habían desembarcado en el crucero de turno anclado ahora abajo en la bahía.

Era un día festivo, probablemente sábado, pero Luis no estaba seguro. Había perdido la cuenta y el ritmo de la caída de las hojas del calendario y, automático, tan solo se centraba en complacer a quienes se sentaban detrás de la barra... obteniendo, en el mejor de los casos, un poco de animada conversación.

Los vio entrar felices, charlando animadamente hasta que su diálogo se cortó de manera abrupta cuando cruzaron la enorme puerta custodiada por barras de hierro carcelarias (señal de lo que aquel local había sido otrora) para decidir dónde iban a sentarse.

Luis, el camarero, deseó durante unos segundos que lo hicieran tras el gran mostrador de madera y no en las alejadas mesas del fondo. Estaba terriblemente aburrido y le apetecía un poco de buen coloquio. Sabía que con ellos, caras conocidas por esos lares, lo tendría.

Tras algunas dudas justificadas, finalmente decidieron seguir los silenciosos deseos de Luis y escogieron dos de las altas sillas que estaban un poco más escondidas del jaleo y el calor de la calle, junto a la barra en la que aguardaba, anhelante, Luis. Tan solo buscaban un sitio tranquilo donde conversar distendidamente a la sombra de una bebida de malta refrescante. 

No había duda, hacía mucho calor.

Él ya les estaba abriendo unas cervezas congeladas antes de que ellos ni siquiera lo hubieran pedido... los conozco demasiado bien- pensó Luis en su interior -con este calor y antes de la comida, seguro que es esto lo que ahora les apetece.

Acertó.

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Pensó entonces que gracias a su logro en la lectura de mentes sedientas ellos lo recompensarían con esa codiciada conversación por la que tanto estaba suspirando. Sin embargo todos sus sueños se quedaron en antojadas fantasías de un sábado en la mañana, pues ellos comenzaron una afable discusión donde, claramente, no había cabida para nadie más.

-¿Pero de qué hablaran tanto? Creo que puse demasiado alta la música y no hay manera de saber cuál es el tema por el cual conversan tan animadamente, así nunca podré integrarme disimuladamente. Quizás deba disminuir un poco el volumen... o mejor, pedir que el resto de los presentes bajen ese griterío que me tienen enloquecido. No se que le pasa hoy a todo el mundo. Un día cojo y me largo. Lo prometo- pensó para sus adentros Luis mientras preparaba, instintivamente, un combinado para el hombre solitario de la esquina.

-Lo de esta pareja es extraño a más no poder. Se nota que llevan años juntos y sin embargo hablan y hablan... ¡si hasta parecen divertirse!, ¿qué tendrán tanto que contarse?... se lo tienen que haber dicho todo a estas alturas de la vida. Soy un lector de mentes experimentado, mi porcentaje de acierto es mítico en esta calle y todos los compañeros de profesión saben que aquí, el rey de la telepatía es Luis... ¡no por nada trabajo en el local más amplio y con más éxito de la zona!. Este misterio lo tengo que resolver hoy- seguía rumiando al mismo tiempo que agitaba una coctelera metálica con algún extraño brebaje para el pequeño grupo de amigos que animadamente discutían alrededor de una mesa al fondo, bajo el cartel luminoso que parpadeaba con cansancio a la una de la tarde.

http://www.coctelybebida.com/articulo/la-coctelera/

Mientras tanto ellos seguían conversando sin casi tiempo ni para dar un pequeño sorbo a la cerveza que Luis les había puesto y que hacía rato había dejado de mostrar escarcha en su superficie.

-Bueno, vamos a ver- se dijo a sí mismo mientras secaba unos vasos calientes recién sacados de la máquina de limpieza- se ve que se entienden bien. Definitivamente tienen que conocerse de hace tiempo- asintió -quizás se conocieron siendo jóvenes una noche de jolgorio, generalmente las parejas es así como se conocen... pero claro, generalmente también esas parejas no suelen, años después, tener una conversación tan animada y ellos, siempre que vienen, se ve que congenian demasiado- cogió un vaso vació y lo lleno de refresco de cola- entonces debe ser que amigos mutuos, a modo de celestinos, los presentaron y mira, acertaron....mmmmm... no, creo que no me convence, esas cosas solo suceden en las historias escritas en hojas de papel romántico- cambió el disco en la máquina y el personal del bar emitió un pequeño rugido de complacencia- así que... creo que en este caso no hay duda... por la experiencia que este puesto me ha otorgado, declaro que esta pareja se conoció en sus años de estudiante, mientras estaban en la universidad, no puede existir explicación más lógica para justificar tal magnánima amistad y relación de entendimiento- sentenció Luis complacido consigo mismo. Afirmó con la cabeza, se lavó las manos llenas de limón, cogió un pequeño trozo de papel y se acercó a la pareja que seguía, ignorante, enfrascada en su conversación.

-Disculpadme- les dijo Luis mientras estiraba un poco sus entumecidos brazos para descargar parte de los nervios que le atoraban por la indiscreta pregunta que estaba a punto de lanzar- ¿ustedes cómo se conocieron?...

Ellos simplemente se miraron sorprendidos, sonrieron cómplices y le contestaron al unísono- ¿nosotros?... por internet- y rieron nerviosos.

Luis no parpadeó. Atónito solo fue capaz de balbucear un casi inteligible- ¿en serio?...- tragó saliva -estaba convencido de que se habían conocido en la universidad, como se llevan tan bien y tienen una relación de amistad poco frecuente por estos rincones estaba absolutamente seguro de que habían comenzado su relación hacía mucho tiempo, en sus años de facultad.

Ellos rieron de nuevo, complacidos y agradecidos, sabiéndose especiales y mostrando una sonrisa de complacencia que sin duda les había alegrado el día- pues gracias -dijo ella- yo ni siquiera fui a la universidad -rió él.

Luis, cabizbajo, giró sobre sus pasos y continuó sus tareas rutinarias. Había entrado demasiada gente en el bar y estaba solo para atenderles a todos...- no se cómo voy a hacer para solucionar este error, acaban de descuadrarme toda mi estadística de aciertos parejiles. Espero que pronto entre otra pareja y pueda enmendar esta equivocación que, sin embargo, tanta fortuna encierra.

Y se secó el sudor de la frente con la manga de su camiseta. Hacía un calor considerable y el local se llenaba por segundos de sedientos transeúntes anónimos...
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Recordad que hasta el 2 de diciembre están abiertas las votaciones para elegir vuestra inspiración favorita a la celebración de los 50.000. Los escritos que forman parte de la selección son los siguientes:

DÍA 468: 50.000 por... OLGA 


Votar es muy sencillo: 1. Lee con suma atención cada propuesta; 2. Rumia intensamente cada emoción percibida; 3. Medita con filosófica seriedad cada inspiración; 4. Da tu voto en la encuesta llamada "50.000 por..." que encontrarás en el menú de la derecha de este blog.

¡¡ANIMATE Y DA TU OPINIÓN!!
¡MUCHAS GRACIAS!

4 comentarios:

BEA dijo...

HOLA,
ESTA HISTORIA ME LA CONOZCO. ME LA CONTARON HACE MUY POQUITO Y YO APUNTARIA MAS TODAVIA, DESDE LA GUARDERIA.

Docecuarentaycinco dijo...

¡Hola Bea! jajajaja sabía que si te asomabas te sonaría esta historia... ;). Aunque claro está aquí contada con un poco más de esencia bloguera... para que sea una historia basada en hechos reales... o no ;).

Gracias por estar siempre ahí, sabes que formas parte del origen.

Un besazo enorme... ¡YA QUEDA POCO!

BEA dijo...

COMO ME CONOCES, SI ES QUE..... SIEMPRE FORMANDO PARTE DE ESTA HISTORIA (REAL O NO) PERO LO MAS IMPORTANTE PARA MI Y COMO BIEN DICES, PARTE DEL ORIGEN.
CONTANDO LOS DIAS PARA VERNOS.
BESOS YA SABES PARA COMPARTIR.

Docecuarentaycinco dijo...

¡Compartidos están y más besos de vuelta enviados para que se compartan por allí también! ;)