sábado, 2 de noviembre de 2013

DÍA 465: 50.000 por JAIME


MIRANDO HACIA EL ESTE

Desde que llegó a su destino, hace ya infinidad de meses, todos los fines de semana acude con su silla a un punto concreto de la playa. Secretamente es su rincón personal, donde se sienta para ver salir el Sol y meditar durante horas acerca de su vida, su futuro y su pasado. Lo hace en silencio, con la única compañía de la tenue brisa marina. Piensa, medita, imagina, mientras el Sol va subiendo hasta situarse en lo alto.

Han pasado varias horas, que le han parecido minutos, todo lo contrario a los escasos años que lleva en esta remota región, que pese a ser pocos le han parecido una eternidad.

De vez en cuando un pescador, un bañista, un chiquillo paseando su perro por la playa, se detienen al ver la silueta de quien poco a poco se va haciendo conocida entre los lugareños. Saludan sabiendo que siempre recibirán una amable respuesta, pese a lo absorto de sus pensamientos.

Pocos imaginan que aquella extranjera se siente un pelín más cerca de casa cada vez que ve salir el Sol desde su rincón personal.

Un Sol que horas antes se puso en la otra punta del Mundo, en su tierra natal, dónde su familia, vecinos y amigos la vieron crecer y tomar decisiones… Las mismas que la condujeron hasta el Nuevo Mundo.

Un Sol que poco antes bañó su calle, como ahora baña su rincón personal. Por eso es un lugar tan especial, porque desde aquí se imagina a ella misma años antes, mirando justo en la dirección contraria, en el otro lado de este inmenso océano, que separa dos mundos tan parecidos y tan diferentes a la vez.

Una vez más, sabe que está cerca el momento de regresar, al menos temporalmente. Durante unas semanas dejará su rincón personal para trasladarse al otro lado del océano, con los suyos, donde sufrirá una extraña mezcla de sentimientos, que van desde la inmensa alegría al desconsuelo.

Así es su vida desde hace años: partida entre dos Mundos, como ese océano al que admira.

A veces olvida que fue una gran decisión la que tomó, que fue suya, y que por mucho que le cueste admitirlo, es una persona especial, grande y valiente, que ha llevado a cabo algo para lo que poca gente está preparada. Dejar tu tierra, tu vida, en definitiva tu mundo por una incertidumbre es algo muy valeroso, sobre todo porque está aportando mucho en su nuevo destino, en su nueva vida… en su nuevo mundo.

Sé que muchas veces, cuando ve salir el Sol,  piensa “¿Qué hago yo aquí?” y su respuesta siempre es la misma: Vivir y ser feliz con su nueva vida. Está forjando un presente que le ayudará en el futuro. El precio es alto…. muy alto, por eso esta decisión no es para cualquiera. Al final se da cuenta de una cosa y es que no todos los héroes y heroínas llevan máscara.
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5 comentarios:

Cuentón dijo...

Un relato muy emotivo que, sin duda, emocionará a nuestra anfitriona.

Docecuarentaycinco dijo...

¡Na, cualquier parecido con la realidad es puera coincidencia!... ¿o quizás no?... ¡quién sabe!

Un abrazo enorme Cuentón :).

AMA dijo...

Jaime, Enhorabuena por lo descrito . Me apasiona y me llega muy, pero que muy dentro. Soy madre, su madre. Estoy totalmente de acuerdo con lo que has escrito.
Creo que la conoces muy bién, quizás mejor que yo, lo digo más que nada por lo que has descrito, lo que te ha hecho sentir esta imagen. A mí me ha emocionado, hasta el punto de que llevo ya varias lecturas. Cada vez que retomo tu exposición, me acerca un poco más a su mundo, y a la vez intento acercarla un poco más al nuestro.
El problema no está en que los hijos se busquen su futuro lejos de casa. El problema está en que la distancia nos distancia. Los hijos van creciendo día a día en su destino y nosotros, sus mayores hacemos lo mismo en el nuestro. No podemos compartir las vivencias, las superaciones, los cambios, las situaciones a tiempo real. Después, cuando por fin nos vemos, algo ha cambiado, sí somos, pero muchas veces no nos comprendemos. Sí nos adoramos, pero muchas veces nos enfrentamos. La distancia, a pesar de las tecnologías que nos acercan, es lo que tienen. El roce diario o semanal no lo tenemos. Pero todo está bién si bién acaba.
Muchas gracias y un abrazo.

M.G dijo...

Jaime, qué buena exposición. Debes conocer muy bién a nuestra anfitriona, más que nada por lo que has puesto en tu escrito.
Si es como has sentido la imagen y lo que has narrado, y digo otra vez, si es así, esta nuestra anfitriona es mágica y se merece todo lo que podamos darle.
A pesar de sus muchos sacrificios y luchas y logros, los que estamos trás este medio debemos hacerle sentir que le queremos aquí. Fué su decisión componer todo este tinglado de compartir y ser. Ahora creo que si puede debe seguir. Pero solo si puede. Nos viene dando mucho, o por lo menos yo así lo percibo. Sigamos con ella y creo que tenemos que animarle aunque las fuerzas le fallen, que le fallan, eso seguro. Porque todo un año sin savia de origen, ésto hace que se se merme mucho la savia de vida.
Un Abrazo y feliz fin de semana

Docecuarentaycinco dijo...

Por lo que me toca... gracias a TODOS/AS, si me lo permitís en especial a Jaime, por este escrito tan bonito como intenso para el que se siente identificado. Sé que lo ha escrito con palabras de el recuerdo, él también fue (y es) muy valiente en estos términos ;).

Gracias por los ánimos, de todo corazón.

Un beso ENORME y ÁNIMO con la semana, aquí o al otro lado del charco.