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Durante varios años viví en la capital de mi Tierra de Origen.
Una metrópoli llena de vida, que me dio mucho y también me quitó otro tanto, que me enseñó sobre la vida y sobre mí misma, me descubrió talentos y cosas por mejorar, una gran urbe que, como todas las grandes urbes, muestran varias caras al habitante... y uno descubre con gran precisión en los detalles, que no es lo mismo ir a sitios anhelados con un rol vacacional u ocioso que ir como ciudadano diario, como residente asalariado e inquilino de las profundidades del alma de la retante estructura de metal y asfalto, Esta máxima la puedo también ratificar ahora, aún con más empeño, pues vivir en Tierra de Acogida.... en esta bonita isla del Caribe... confirma mis consolidadas sospechas...no es lo mismo vivir y trabajar en un lugar que visitarlo puntualmente de vacaciones.
Una metrópoli llena de vida, que me dio mucho y también me quitó otro tanto, que me enseñó sobre la vida y sobre mí misma, me descubrió talentos y cosas por mejorar, una gran urbe que, como todas las grandes urbes, muestran varias caras al habitante... y uno descubre con gran precisión en los detalles, que no es lo mismo ir a sitios anhelados con un rol vacacional u ocioso que ir como ciudadano diario, como residente asalariado e inquilino de las profundidades del alma de la retante estructura de metal y asfalto, Esta máxima la puedo también ratificar ahora, aún con más empeño, pues vivir en Tierra de Acogida.... en esta bonita isla del Caribe... confirma mis consolidadas sospechas...no es lo mismo vivir y trabajar en un lugar que visitarlo puntualmente de vacaciones.
Cuando vivía allí, en la gran metrópoli, al igual que cuando vivía en mi ciudad natal al Norte de Tierra de Origen o en los años en que residí en mi otra ciudad adoptiva (donde pasé unos cuantos años estudiando la licenciatura e inmediatamente después el doctorado), había algo que, de vez en cuando, me gustaba hacer al caminar por la calle.
Me gustaba llevar a cabo este acto sobre todo cuando iba con prisa, dedicarle tan solo unos segundos a romper ese dinamismo que me absorbía y mirar hacia arriba... a lo más alto. Descubrir la parte más alta de los edificio, sus áticos, sus tejados, sus chimeneas... y allí, al fondo... el cielo.
Siempre descubría algo nuevo, sobre todo cuando llegaba al cielo, pues aunque los edificios sufrieran pequeños cambios, generalmente siempre se mantenían intactos desde mi última mirada furtiva, sin embargo el cielo, ese cielo azul, lluvioso, gris, blanquecino, cegador o marítimo... siempre me deleitaba con una apariencia diferente, ningún día era igual al anterior.
Cada día tenemos esta sorpresa por descubrir al alcance de nuestra vista, allá en lo alto, y la dejamos escapar, angustiados y presurosos por aceras de cemento sin alma que el único cambio que percibiremos en ellas será el aumento de gritas, agujeros, suciedad o cualquier otro elemento poco colorido para nuestra alma.
Es curioso pensar cómo de pequeños nos gustaba dibujar y pintar el cielo con unas nubes grandes y acolchadas. Solíamos buscar muchas veces la excusa para realizar con nuestras pinturas de brillantes colores un bonito paisaje con montañas, quizás algo de nieve en sus cumbres, casitas, árboles y arriba en el cielo, alto y grande, bien grande, un Sol resplandeciente (del que procurábamos no salirnos al colorearlo) y unas cuantas nubes esponjosas. Con nuestra rúbrica generalmente impresa en la esquina inferior derecha, el cuadro quedaba listo para exposición permanente o itinerante en alguno de los salones del museo de nuestra propia casa...
... y es curioso pensar cómo ahora, ya adultos, hemos olvidado dibujar esos cuadros llenos de color y libertad... olvidándonos incluso de mirar el lienzo de la realidad, lo que es todavía más grave, ignorando disfrutar de esas nubes esponjosas y calmadas que nos protegen desde las alturas y ese Sol que ilumina nuestros días con mayor o menor energía.
Os animo a que hoy, al salir a la calle, miréis hacia arriba unos segundos y disfrutéis del cielo, de ese cielo único que hoy os regala el día... quedaros con su singularidad, escuchad con atención qué os quieren susurrar hoy las nubes y después... si os apetece, compartir en 12:45pm la experiencia, ayudadme a imaginar cómo estaba en vuestras ciudades ese cielo único para todos nosotros y tan diferentes dependiendo del lugar en que nos encontremos y de los ojos que lo admiran...
Siempre descubría algo nuevo, sobre todo cuando llegaba al cielo, pues aunque los edificios sufrieran pequeños cambios, generalmente siempre se mantenían intactos desde mi última mirada furtiva, sin embargo el cielo, ese cielo azul, lluvioso, gris, blanquecino, cegador o marítimo... siempre me deleitaba con una apariencia diferente, ningún día era igual al anterior.
Cada día tenemos esta sorpresa por descubrir al alcance de nuestra vista, allá en lo alto, y la dejamos escapar, angustiados y presurosos por aceras de cemento sin alma que el único cambio que percibiremos en ellas será el aumento de gritas, agujeros, suciedad o cualquier otro elemento poco colorido para nuestra alma.
Es curioso pensar cómo de pequeños nos gustaba dibujar y pintar el cielo con unas nubes grandes y acolchadas. Solíamos buscar muchas veces la excusa para realizar con nuestras pinturas de brillantes colores un bonito paisaje con montañas, quizás algo de nieve en sus cumbres, casitas, árboles y arriba en el cielo, alto y grande, bien grande, un Sol resplandeciente (del que procurábamos no salirnos al colorearlo) y unas cuantas nubes esponjosas. Con nuestra rúbrica generalmente impresa en la esquina inferior derecha, el cuadro quedaba listo para exposición permanente o itinerante en alguno de los salones del museo de nuestra propia casa...
... y es curioso pensar cómo ahora, ya adultos, hemos olvidado dibujar esos cuadros llenos de color y libertad... olvidándonos incluso de mirar el lienzo de la realidad, lo que es todavía más grave, ignorando disfrutar de esas nubes esponjosas y calmadas que nos protegen desde las alturas y ese Sol que ilumina nuestros días con mayor o menor energía.
Os animo a que hoy, al salir a la calle, miréis hacia arriba unos segundos y disfrutéis del cielo, de ese cielo único que hoy os regala el día... quedaros con su singularidad, escuchad con atención qué os quieren susurrar hoy las nubes y después... si os apetece, compartir en 12:45pm la experiencia, ayudadme a imaginar cómo estaba en vuestras ciudades ese cielo único para todos nosotros y tan diferentes dependiendo del lugar en que nos encontremos y de los ojos que lo admiran...
http://www.naturehdwallpaper.com/sky/the-sun-and-the-clouds-by-ryanradical-on-deviantart |
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¡ANIMAOS Y DADME VUESTRO PUNTO DE VISTA, ES EL MOMENTO DE REFORMAR 12:45PM Y MEJORAR NUESTRO HOGAR!
3 comentarios:
Hoy hemos amanecido con un bonito cielo estampado en azules,blancos y grises.
Más, al mediodia, se ha encajado bién encajada la txapela color bisillo relavado y nada, que así se ha quedado.
Un besazo enorme.
VISILLO, que es visillo.
Mira que siempre me han repetido que antes de entregar, relea lo que he escrito. Pero no lo he hecho y...
Perdón.
Un Besote.
¡¡QUE BONITO TENÍA QUE ESTAR ESE CIELO EN LA MAÑANA!!
Gracias por mirar hacia arriba y mantener la vista disfrutando del cuadro ;).
Un beso muy fuerte, espero que hoy se haya quitado ya esa txapela.
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