DÍA 356: Plumas al viento

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Escribía cuentos llenos de emoción en las plumas más pequeñas que encontraba en sus paseos al amanecer.

Con un pulso impertérrito y caligrafía impecable tatuaba con tinta indeleble palabras cargadas de intriga y sentimiento sobre la suave textura de la pequeña y nívea pluma hallada. Ejecutaba la maniobra cada día, envolviendo el proceso en un ritual lleno de pequeños detalles imperceptibles para los caminantes que pasaban agitados a su lado... era el artista de lo volátil e inapreciable.

Solía escribir concentrado y en las posturas más extrañas jamás imaginadas pues escribir en las plumas más pequeñas no era tarea sencilla para un incipiente literato de lo minúsculo.

Como suele suceder en todos los libros que han pasado a los anales de la historia, lo mejor lo dejaba para el final, pues cuando finalizaba su particular proceso de catarsis imaginativa... 

.... lanzaba la pluma al viento para que, enredada con las corrientes de aire, cruzara ágil los mares de tejas color rojizo que cubrían la ciudad y llegara a los destinos más insólitos convertidos en manos de lectores ávidos de finales extraordinarios.

Generalmente y siempre bajo un plan minuciosamente trazado con premeditación por el escritor de plumas albinas... el pequeño texto aterrizaba tras su vuelo en el lector adecuado para las palabras tatuadas... pues solía contener el punto y final de alguna duda inconclusa que el receptor del plumaje desprendido llevaba rumiando desde tiempos inmemoriables.

Y así fue como el escritor de plumas al viento se convirtió, sin saberlo, en el mago creador de respuestas anheladas que toda la ciudad deseaba desenmascarar.

Él siguió escribiendo finales cada amanecer con pulso impertérrito y caligrafía impecable mientras la ciudad continuaba pasando ignorante a su lado con prisa cada mañana, sin tiempo para percatarse de que, ese hombre agazapado sobre la acera, no era un mendigo de invisibilidad menospreciante, sino el creador admirado de las respuestas a esos dilemas que desvelaban cada noche a muchos ciudadanos bajo la superficie porosa de tejados y chimeneas... 

... pues como suele suceder la mayor parte de las veces en esta misteriosa vida, en lo imperceptible al ojo predispuesto e influenciado, suele estar la respuesta sincera y transparente a las cuestiones de mayor consideración... tan solo debemos mirar con mente cristalina, sin prejuicios preconcebidos y hacia otros lugares fuera de nuestra visión cómoda y acelerada... de ese modo, probablemente, logremos que caiga en nuestras manos de una forma sencilla y sutil, la pluma manuscrita que da punto y final a la historia inconclusa que cada noche nos inquieta.

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