DÍA 323: El ser humano es como una enredadera

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El ser humano es como una enredadera.

Nace de una pequeña semilla y puede llegar a ser algo grande, fuerte y libre.

Un entorno adecuado, junto al agua y al sol natural, hace que comience a crecer imparable.

Si no se corta su raíz ni se poda su libre descubrimiento natural, la enredadera crecerá hasta límites inimaginables.

Puede lograr derribar, en su edad adulta, los más sólidos muros de hormigón jamás soñados por ningún hombre.

Es capaz de llegar hasta donde nadie pudo pensar... con calma y paciencia, sin prisa pero sin pausa, con su innato poder de aventurarse, con tensón y con una maravillosa capacidad de adaptarse al medio y a las situaciones inesperadas que en su camino de crecimiento se ha ido encontrando.

A la enredadera, como le sucede al ser humano, solo puede marchitarlo otro ser humano (incluyéndose a sí mismo) que limite su crecimiento o un ambiente incorrecto donde crecer y desarrollarse.

Siempre me han fascinado las enredaderas... quizás por eso cada día busco nuevos caminos, alternativas para avanzar, sin saber qué me encontraré en el trayecto pero con curiosidad por lo que me depare, adaptándome a las dificultades que van surgiendo en el recorrido, innatamente mirando hacia arriba, nutriéndome de todo lo que me rodea para llenarme de energía y seguir adelante, soñando con poder... algún día... tocar ese cielo infinito que siempre descubro al final del muro...

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