lunes, 29 de abril de 2013

DÍA 279: Puntos suspensivos... I (Jaime)

Jaime fue el primero que me hizo llegar su inspiración para el final del cuento propuesto en el "DÍA 266: Puntos suspensivos...", con él comenzamos el juego. Espero que disfrutéis de todos y cada uno de los puntos finales tanto como lo he hecho yo. Bienvenidos a una nueva aventura, abramos el libro y soñemos... el cuento comenzaba así...

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PUNTOS SUSPENSIVOS

Le gustaba pasar las tardes de verano en la pequeña plaza junto a la iglesia. El silencio a la hora de la siesta era envolvente y podía llegar a sentir en la boca del estómago la palpitante emoción de la aventura.

Siempre procuraba llegar a la plaza puntual, sobre las cuatro de la tarde hacía acto de presencia frente a la fachada de construcción románica del pequeño templo con planta de crucero. 

Aquel día el Sol caía sobre la piedra abrumador e incandescente.

Miraba fijamente, como cada día, la cuerda que junto a la gran puerta de madera que daba entrada al templo se balanceaba pausada al ritmo de pequeñas corrientes de aire veraniegas. Aquella tarde, como tantas otras, se preguntaba qué sucedería si tiraba con fuerza de aquel grueso cordel.

En las primeras semanas de vacaciones no había logrado reunir la suficiente valentía como para llevar a cabo su deseo, pues temía de manera desmesurada que su acto de curiosidad tuviera como resultado un estruendoso repique de campanas que alertara a todo el pueblo dormido en las tardes de verano calurosas.

Sin embargo aquel día era diferente, pues se sentía extrañamente rebosante de energía y seguridad, quizás la causa se hallara en el hecho de que aquella mañana había recibido una postal de su hermana que residía desde varios años en la Pampa Argentina domando caballos salvajes. 

Probablemente la alegría de aquella inesperada misiva, junto a la admiración que sentía por la real aventura que su hermana se había atrevido a llevar a cabo en su vida, hicieron que se exprimiera en su interior la más oculta osadía.

Fuera lo que fuese, sabía que aquel día iba a ser diferente.

Se acercó retante a la cuerda que, indiferente, continuaba su balanceo al son del viento, se secó el sudor de la frente, limpió sus manos en el pantalón de lino color avellana, agarró la cuerda y...
  
…tiró con gran fuerza hacia abajo y siguió tirando una y otra vez hasta que la campana tomó el impulso suficiente y su clamor se dejó oír en todo el pueblo. Se dejó llevar por la emoción del momento, siendo tal su agitación que no le molestaba ese sonido ensordecedor.

Empezaron a abriese puertas y ventanas, cortinas y persianas. Asomaban los vecinos con un gesto de curiosidad, preocupación y hasta incredulidad. 


Nunca había repicado la campana con tanta furia, lo que hizo que algunos de los vecinos, se alarmasen y preguntaran al unísono “¿qué pasa… qué pasa?”


Don Julián, persona entrada en años y claramente curtido por la montaña, se acercó a investigar qué pasaba. Había que dar respuesta a sus vecinos y él era la persona más indicada para ello, porque ayudaba al párroco los domingos y fungía como sacristán... sin serlo realmente. Se acercó al muchacho, sintiendo un gran alivio al ver que seguramente se trataba de una trastada.


El muchacho lo miró fijamente a los ojos, sabía que le iba a regañar, pero no dejó de tirar de la cuerda, haciendo que la campana siguiera repicando una y otra vez. Mientras lo hacía pensaba en el castigo que le pondrían, pero no le importó… simplemente estaba feliz.


De pronto se acercó  don Julián y le puso la mano en el hombro. El muchacho dejo de tirar y le enseñó la carta que había recibido y que llevaba torpemente doblada en el bolsillo trasero del pantalón.


Don Julián leyó la carta con mucha atención, de fondo se escuchaba aún la campana que por la inercia siguió repicando unos minutos, acompañando con sus notas la lectura de la misiva.

Al terminar, se secó unas lágrimas y le entregó la carta al muchacho, diciéndole que la guardara. Le cogió de la mano y salió de allí, hacia el corrillo de gente que se había formado en la plaza. Todos se hacían la misma pregunta … ¿por qué?. Los más viejos del lugar discutían entre sí, refunfuñando y regañando al muchacho que desde lejos ya veía las manos amenazantes hacer señas de que había hecho algo mal.


Él lo sabía, sabía que no debió haber tirado de la cuerda, pero lo hizo porque estaba feliz y quería que todo el pueblo lo supiera. Alzó la vista hacia don Julián y le preguntó con voz entrecortada “¿me van a castigar?...” Don Julián simplemente le miró y dijo “¿Por ser feliz?... que no se atrevan a hacerlo”.


Caminaron de la mano hasta el centro del corrillo, donde fueron rodeados por los indignados vecinos. Antes de que empezaran a hablar, don Julián tomó la palabra: “Primero os extrañó que sonara la campana, luego os preocupó y pensabais que algo malo pasaba”


Y preguntó desafiante a todos: “¿Quién decidió que la campana sólo puede traer malas noticias cuando suena a deshoras?”.


Todos los congregados se empezaron a mirar unos a otros, evidentemente no sabían qué decir, así que don Julián prosiguió: "El muchacho ha recibido una gran noticia. Algo que le ha hecho feliz a él y debería hacernos felices a todos. ¿Acaso no es razón suficiente para repicar la campana?”


El silencio de los vecinos dio paso al murmullo, pero no hubo protestas. Se miraron unos a otros y se retiraron a sus casas.


Don Julián miró al pequeño y le dijo: “Hoy debes estar doblemente feliz. Has recibido noticias de tu hermana y has cambiado la forma de pensar en este pueblo”.


Desde entonces, cada vez que hay una noticia alegre que comunicar, se repica la campana. Ya no sólo se escucha para llamar a Misa o cuando hay una emergencia.

La pena es, como decía don Julián a sus amigos, que la campana no esté todo el día sonando.
..................

16 comentarios:

Ixone dijo...

Me ha gustado :) a ver si suena la campana hoy :)

Docecuarentaycinco dijo...

¡Hola Ixone! COmo ves empezamos con fuerza :). Jaime ha propuesto un final muy bonito... mañana seguimos publicando vuestras inspiraciones, ¡el nivel está alto, va a ser muy entretenido!
Yo tambien espero que toque la campana hoy, mañana y siempre ;).
Un besazo ENORME.

BEA dijo...

A MI TAMBIEN ME A GUSTADO. SI EL NIVEL ESTA TAN ALTO, LO QUE PODEMOS ESPERAR SERÁ GENIAL.

Docecuarentaycinco dijo...

¡HOLA BEA! LA verdad es que todos los finales serán diferentes, una sorpresa cada día.
Muy agradecida de la acogida y las respuestas que he ido recibiendo.
¡Un besazo y feliz Lunes!

Esteban dijo...

Me gusta. Y me uno al pesar de la última línea.
Un abrazo. Y un deseo para todos: ¡Qué suene esa campana!

Docecuarentaycinco dijo...

¡Hola Esteban! Sí, que suene ¡¡BIEN FUERTE!! :D.
Feliz Lunes.

Study Moda by Estefanía dijo...

Hola! Acabo de conocer tu blog y me encanto tu historia. Pasate por mi blog y si te gusta, que te parece si nos seguimos... Un beso

Docecuarentaycincopm dijo...

¡Saludos Study Moda! Bienvenida a 12:45pm, espero que lo que ves al asomarte por mi ventana te guste.
Echaré un vistazo a tu blog tambien.
Un abrazo muy fuerte y ¡¡FELIZ DÍA!!

M.G dijo...

Este final me ha gustado mucho.
Hay mucha gente que no soporta el sonido de las campanas. Si se mentelizaran de que pueden ser portadoras de buenas noticias igual descubrirían la belleza de su tañir.
"Campanita del lugar
suena alegre, suena,
no te canses de sonar
que hoy es Noche buena"...
Letra de un billancico que todos conocemos. Gracias Jaime por recordarnos que las campanas pueden ser buenas aliadas de la felicidad.

Un Abrazo

Docecuarentaycinco dijo...

Hola M.G., me alegro mucho que te haya gustado, la verdad es que todos los finales son diferentes, si queríamos sorpresa... ¡las vamos a tener! :)
Un abrazo muy grande.

Jaime T. dijo...

Gracias a todos por los comentarios. Ha sido y es un placer colaborar con 12:45 PM y me alegro que os haya gustado el final que he propuesto.

Docecuarentaycinco dijo...

¡Hola Jaime! Como ves estrenaste el juego y por todo lo alto en comentarios ;).
¡Un abrazo enorme!

matrioska_verde dijo...

leyendo los finales me doy cuenta que por ahora fui la única que imagino a una persona mayor tirando de la campana, en lugar de a un muchacho... ¿por qué será?... curioso.

Me encanta este final, el del niño y la noticia feliz y lo que es mejor el cambio de la gente.

bicos,

Docecuarentaycinco dijo...

Las imaginaciones son tan subjetivas y personales y como las vidas de cada uno de nosotros, ahí radica la belleza de compartir, por eso al hacerlo nos enriquecemos unos de otros.
Un besazo ENORME Aldabra.

predilecto cafe dijo...

Me gusto mucho ese final, es positivo, lamentablemente yo siempre escribo con nostalgia pero me gusta gracias Jaime por compartir con nosotros

Docecuarentaycinco dijo...

¡HOLA ISABELLA! Bienvenida a 12:45pm, bienvenida a esta ventana con estrada y salida para la vida y la inspiracion.
Me alegro que te haya gustado la propuesta de Jaime, el es residente habitual en esta morada y siempre participa activamente de las propuestas que lanzo con nocturnidad y alevosia.
Espero seguir viendo por aqui, ya formas parte de esta pequeña-gran familia.
Un fuerte abrazo.