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| http://www.npg.si.edu/exh/noir/list.htm |
Bailaba descontrolada, al ritmo estrepitoso de las gotas chocando contra un suelo de arena y piedra, contra un suelo arenoso.
Desbocada saltaba con temblor en sus caderas. Sin descanso, sin cordura, solo libre, sin ataduras.
La música de fondo guiaba su rítmico desorden, en las piernas, en los brazos, en al alma y en el córtex... una terapia de vida, barata y sin restricciones.
Se movía entre tambores, entre sonidos de colores. Chapoteando con tacones al compás de mil canciones.
Respiraba con ahogo, con pulmones acelerados, entre la sanadora lluvia y el corazón en regocijo atrapado.
Poseída gobernaba, sin normas, sin leyes ni restricción, en una tierra mojada, en un reino melódico y sin condición.
Soberana por minutos, embrujada, sometida, en territorio de nadie, sobre tierra embravecida... así bailaba la negra...
... envidia del espectador, que pasivo y encadenado, se impregnaba de la bomba, la vida y el grito desesperado, ocultos en pegadizas melodías y en bailes de lamento, espasmo y liberación.
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