jueves, 8 de noviembre de 2012

DIA 107: Pasado Noviembre, quien no sembró... que no siembre

Comenzaba el Otoño y el Sol, ayudado por el natural avance entre estaciones y temporadas, apaciguaba su furia y luminosidad veraniega extinguiendo día a día su señorío en los cielos, dando espacio a nubes y cúmulos con ansia de cerrazón y oscuridad.

Las temperaturas iban descendiendo con delicadeza, como un candil que gasta su mecha imperceptiblemente... sin lugar a dudas, el Otoño llamaba a las puertas del mundo, aunque aquel pequeño pueblecito pesquero al Sur del país tuviera la sensación de que el inevitable llamado al atardecer tedioso solo sucedía en aquel alejado, monótono y relegado espacio terrenal.

La llegada del Otoño presagiaba forzosamente el devenir del Invierno... incluso si uno escuchaba con atenta vigilancia podía detectar la lejana venida de los fríos y heladas inclementes.

Mercurio, al igual que la mayoría de sus vecinos, era pescador de una pequeña embarcación familiar. El legado de vida en el mar venía, decían las buenas lenguas, de muchos siglos atrás. Se comentaba en la oscuridad de tabernas y callejones, en las noches más calurosas de verano junto a un vaso de buen vino malagueño, que la estirpe de Mercurio provenía de los primeros pescadores que habitaron la zona. Se rumoreaba, con cierto sonsonete, que sus antepasados fueron quienes descubrieron el arte de la pesca por aquellos parajes y que incluso la imponente escultura de bronce y hierro que dominaba la plaza central del pueblo estaba dedicada a sus originarios antecesores... a pesar de que en la placa conmemorativa pusiera, entre otras cosas que solían obviarse, "Homenaje al Pescador Anónimo".


 Mercurio era buena gente. Leal, justo, trabajador y solidario. Vivía una vida cómoda, promovida por su esfuerzo y por la herencia de su linaje.

Vivía con intensidad su trabajo en Primavera y Verano... pero siempre, con las primeras señales de la llegada del Otoño, a Mercurio comenzaba a pesarle demasiado el patrimonio del oficio. Él siempre lo achacó a la decadencia en la cantidad y calidad lumínica... pues estaba convencido de que la carga que le pusieron el día de su bautismo arrastraba consigo el hecho de que necesitara disponer de los rayos solares lo más directa e intensamente posible para sentirse parte de la vida.

En el fondo sabía que se engañaba con este pensamiento, se justificaba aferrándose a un telón de acero.

Una mañana de mediados de Noviembre Mercurio, rutinario, abrió las cortinas sin expectativa de hallar unos rayos acogedores que le dieran los buenos días calurosamente. Y así fue, el día amanecía gris y denso, estaba a punto de romper a llorar... la mañana y Mercurio.

Controlaba las lágrimas con toda la energía que disponía tras una profunda noche de descanso. Su esposa dormía plácida, ajena y tranquila, en la cama junto a la puerta... y él, evadido, viajaba sin quererlo a través de la ventana y de los sueños desvelados.

Ocurrió sin previo aviso y provocó tal estruendo que su esposa, sobresaltada, gritó despertando así de sus profundidades oníricas, al mismo tiempo que su cara tomaba un color blanquecino que en otras épocas más de una hubiera envidiado para noches de gala y festejo.

Aquella gaviota, a la que Mercurio había estado siguiendo el vuelo durante varios minutos con el pensamiento disperso... chocó contra la ventana rompiéndola en mil pedazos y cayó, a continuación, a los pies del pescador... desorientada y moribunda.

Mercurio la miró emocionado, compungido y apesadumbrado... la cubrió entonces tiernamente con lo que alcanzó primero, un bonito tapete color castaño que reposaba sobre la mesilla de la habitación... y suspiró.

Dirigió sus pasos hacia la cama, donde su mujer, todavía inmóvil, se escudaba tras la sábana apoyando la espalda contra el cabecero. La abrazó y la besó en la cabeza, ella soltó sus manos del borde de la sábana, dejándola caer sobre sus rodillas. Rompió a llorar desconsolada... él la tranquilizó apretándola fuerte entre sus curtidos brazos deteriorados por la salitre y el Sol... ese Sol que él anteponía como fuerza vital a su existencia, ese Sol injurioso que le hacía creer a Mercurio dependiente de su energía...

"Nos iremos de aquí. Esta tarde comenzaremos los preparativos, iremos a recorrer mundo, volaremos alto, donde no haya muros ni cristales que nos frenen los sueños... donde la herencia y la sucesión no sea atadura de esperanzas. Estamos a tiempo de esquivar el choque hacia el que planeamos rutinarios. Vivamos un nuevo Otoño, otra manera de pasar las estaciones, vivamos sin depender del Sol y su vinculo con mi legado"

La besó de nuevo y sonrieron aplacando la angustia y la turbación del momento.

A la mañana siguiente Mercurio puso en venta la embarcación y en tan solo tres días prepararon las maletas.


Estaban ilusionados, esperanzados con el nuevo e inesperado giro que aquel indeseado percance había dado a su vida... a veces necesitamos de pequeños avisos para despertar de nuestro letargo, para tomar conciencia de que las cosas no avanzan por el camino que deseamos.

Volvió de nuevo Mercurio a estar en boca del vecindario, recorriendo su nombre de esquina a esquina... entre plazas y cantinas intempestivas, noches de insulso Otoño llenadas con conversaciones murmurantes y de dudosa moral. Nunca le importó la habladuría, porque nunca supo de su arratonada existencia.

El Otoño quedó congelado en aquel pequeño pueblo del Sur del país lleno de gaviotas desorientadas a la espera, en el mejor de los casos, de un choque frontal que les despertara del letargo...

... al mismo tiempo que Mercurio abría ventanas a su vida, surcando nuevos mares y buscando oficio y beneficio lejos de la obligada descendencia en la que se había encontrado sometido durante demasiados años de descenso delirante.


Todas las fotografías de esta publicación son obra de Almudena, una persona extraordinaria cuyas manos no solo crean grandes imágenes sino también riquísima repostería... http://misgalletasymistartas.blogspot.com/.

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14 comentarios:

Almudena dijo...

que historia mas bonita, a mi como a Mercurio, el otoño me entristece y a la vez me dá ganas de volar, de pasar el día en ensoñaciones de paraisos calidos y palmeras.
Muchas muchas gracias por tus palabras hacia mi, eres un encanto.
Un besazo y mil gracias otra vez

Docecuarentaycinco dijo...

Gracias a ti Almudena, por dejarme coger tus fotos y soñar.

Con una imagen se pueden escribir mil cuadros, elegí este porque tus fotos me hicieron volar en Otoño, como bien dices... y es bueno recordar también de vez en cuando que siempre tenemos la alternativa a cambiar el rumbo cuando corremos riesgo de terminar el viaje chocando.

Gracias a ti porque eres una persona magnifica.

Disfruta de tu mar, de tu Otoño y de todo lo que te rodea, te encuentras ahora en un sitio privilegiado.

Un beso enorme y anda atenta, que cualquier día te "rapto" más fotografías ;).

Anónimo dijo...

Preciosa historia, que da otra visión de los momentos que creemos que son inamovibles y no lo son, hay otras posibilidades a explorar.

Un beso y que tengas un bonito día.

Docecuarentaycinco dijo...

¡Hola Olga! Que alegría leerte por aquí.

Efectivamente hay muchas otras salidas a momentos de tensión y frustración, además de que siempre hay caminos alternos ante situaciones que nos tienen enmarañados y tirando hacia de nosotros hacia las profundidades.

Tenemos que intentar abrir muchas veces los ojos y ver esas pequeñas (o grandes) señales que a veces nos rodean en el día a día y que nos incitan, como con un resorte, a tomar conciencia de que las cosas por ese camino no van bien. Ver el bosque es necesario en la mayor parte de las veces, solo así, desde las alturas que permiten ver la totalidad, podremos observar también el horizonte infinito.

Que tengas un día maravilloso y muchas gracias por dejar tu huella escrita.

M.G dijo...

Me ha gustado mucho el cuento de hoy y su moraleja.
Los paisajes del vídeo son para tenerlos colgados de la pared del rincón preferido del hogar.

Me encanta el otoño. Para mí es la estación preferida porque la luz y el calor que el Sol nos quita son suplidos por la naturaleza a través de la alegría del color y con una sublime calma,tranquilidad y paz propias de quien admite su final, sabiendo de su próximo y seguro renacer cercano y renovado.

UN BESO y FELIZ DIA

Docecuarentaycinco dijo...

Hola M.G. gracias por estar ahí una vez más y por tus bonitas palabras y reflexión.

Cada estación tiene su encanto ¿verdad?, el otoño y el inivierno son necesarios para que llegue la primavera y el verano (y viceversa)... al igual que pasa en la vida.

Que tengas un día ¡maravilloso!

Unknown dijo...

Me gusta la reflexion de hoy, nada esta escrito, se puede cambiar el rumbo cuando tienes el valor para hacerlo. A veces algo inesperado, desagradable y zafio te ayuda a tomar la decision. Lo que sucede, conviene! Que diria una de mis mejores amigas. Buen dia.

Docecuarentaycinco dijo...

Hola Mk, como me gusta leerte de vez en cuando por aqui.

Efectivamente, sucede que muchas veces vivimos situaciones que no llegamos a entender por que nos suceden (buenas o no tan buenas) y es importante mantener esa vision de altura para saber que tarde o temprano conoceremos la respuesta. Tambien es importante estar sensibles a las "alertas" que muchas veces nos rodean y que obviamos por diferentes motivos.

Me ha encantado esa frase de tu amiga, no la cocnia ;).

Que tengas un dia maravilloso.

M.G dijo...

A MK Moreno le digo y que perdone si no es propio. No siempre "Lo que sucede conviene",Y por experiencia lo digo. Es una frase que a muchas cosas se puede aplicar pero hay muchas más a las que no conviene.
Positivo y negativo no siempre se dan la mano amigable.
Besos

Docecuarentaycinco dijo...

Hola M.G. tienes razón, no siemore lo que viene es lo que más conviene, pero quizás lo que la amiga de Mk Moreno quiere decir (o al menos así lo interpreté yo) es que "todo lo que pasa, pasa por algo", a veces el lenguaje (dependiendo de la cultura de origen) tiene ese margen de interpretación.
En cualquier caso, todos los puntos de vista son bienvenido, y si generea (y regenera) reflexión... ¡aún más!.

¡Feliz día!

matrioska_verde dijo...

estupendo relato, de verdad. Muy poético y onírico.

el golpe de la gaviota contra el cristal... impactante... duele.

y me gustan las imágenes... ayer ví y oí en las noticias la historia de ese bergantín (checo, creo) que encalló en una playa de Málaga...

biquios,

Docecuarentaycinco dijo...

Gracias por tus palabras Aldabra, poco a poco, segun el blog avance, iré probando diferentes estilos de escritura... con algunos saldrá mejor y con otros no tan bien, seguro, o algunos gustarán más a unos y otros gustarán más a otros. Quiero probarme a mi misma, ver por donde me lleva la inspiración y la creatividad, que para mi sea un descubrimiento con un puntito de juego.

Por eso es importante para mi vuestro feedback y en este caso me alegra de verdad que te haya gustado :).

Las fotos son de Almudena, una gran persona y amiga (fue la engargada de hacer las galletas personalizadas que regalé en mi boda hace poco más de año y medio),es una persona cariñosa y atenta, con un gran corazón y además gran repostera y fotógrafa como ves :).

Un besazo y ¡FELIZ DIA!

Menchu dijo...

Me deja un poso de tristeza raro ... Igual seré yo, con mis cosas ...

Docecuarentaycinco dijo...

Que interesante Menchu... si logras descifrar de dónde proviene ese poso de tristeza raro que te deja la historia... déjamelo saber, me encantará leer de nuevo una reflexión tuya.
Un beso muy grande.