lunes, 5 de noviembre de 2012

DÍA 104: Nací en el Norte

Mientras esto escribo me confieso y delato que vivo muy lejos de donde nací, lejos de donde crecí y me crié, lejos de mi lugar de estudios y lejos de donde me forjé como trabajadora dentro de una enfermiza sociedad.

El país en el que ahora vivo desde hace no muchos años es un lugar extraño, impredecible, curioso, incierto, de clima fortuito, de sueños y esperanzas demasiadas veces quebrados, un lugar de paso, con años maltratados a las espaldas, en muchas cosas incomprendido, con una vida de consumo desenfrenada, con situaciones sorprendentes y caóticas, con una política exaltada y desalentadora, con realidades de extrema pobreza conviviendo entre despilfarro y falta de plantificación económica... un lugar singular, sin duda... ¿pero cuál no lo es?.

Sin embargo, a pesar de estas oscuridades, uno descubre, sin mucho esfuerzo, que este es un lugar acogedor, con gentes de corazones infinitos, alegre, cuna de grandes artes aún por descubrir, se respira música en cada esquina y se oye el burbujeo de copiosos almuerzo a mediodía, de Domingos que parecen Viernes y de cielos azul celeste la mayor parte de las veces, de aguas cálidas y parajes de ensueño, de amaneceres en los que el firmamento arde, de atardeceres en lienzos pintados.... un lugar en el que sus pobladores saben de primera mano lo que es la ausencia lejana de la familia y, por ello, te cuidan y tratan con acogimiento, cariño y respeto... para, entre todos, aportar nuestra melancolía y quemarla en la hoguera, esa hoguera que, todavía bajo mi asombro, logra deshacer hasta los dolores más profundos que la vida les ha entregado... alegría y vitalidad llevan por parapeto, estando presentes en todo momento y ocasión.


Llegué hace casi un par de años, los mismos que el número de maletas con las que pisé suelo isleño. La visión de esta aventura por aquel entonces era difusa e incierta. Un libro en blanco en el que escribir, unos renglones torcidos en los que perdernos mirando hacia delante. 

Continuaré mi confesión y manifestaré que el camino no ha sido y no es fácil, pero al fin y al cabo es lo que tiene la aventura, ¿no?... todo nuevo proyecto, reto, desafío y propósito que va más allá de un nuevo amanecer únicamente laboral, toda nueva oportunidad que implica poner desinteresadamente a merced de no se sabe bien qué todas las vidas de uno... la vida social, laboral, personal... conlleva inevitablemente unos efectos secundarios que en la mayor parte de las ocasiones hacen que el prospecto deba ser ampliado con varias hojas extra (llegando casi a olvidar el efecto primario del medicamento en cuestión).

Pese a las curiosas, complicadas e inexpertas condiciones en que viví el primer año... aquí me leéis escribiendo cada madrugada... por lo que se hace evidente que sobreviví. El ser humano, más allá de sus propias expectativas, es mucho más fuerte de lo que cree ser en un inicio. La valentía y un poco de temeridad en su justa medida, junto con la ilusión y el anhelo de conocimiento y experiencia hacen que, al principio y al final, el camino sea mucho más llevadero. Recordemos que todo es relativo y, al fin y al cabo, vivir una vida sin emoción escénica no tiene, para mi, mucho sentido.

Y mientras reflexiono haciendo un barrido rápido de aquello que solo pesa y nada aporta, escribo esto un amanecer de un Martes cualquiera, el Sol despunta y me reclama un nuevo día en el caribe. Sin embargo hoy, deshaciéndome pausada de jornadas y mirando cómo el calendario me va acercando sosegadamente a un próximo encuentro familiar lleno de motivos navideños, pienso, en un principio, que mi Norte natal nada tiene que ver con esta tierra cuyos amaneceres me han acogido con desinterés placentero.

Mi Norte natal, ese norte tan recordado, sigue allí esperándome, sin prisa, sabiendo que tarde o temprano regresaré a sus brazos... espera, lánguido, darme de nuevo la bienvenida confiando en que le muestre el mismo fondo que tenía cuando aquel día partí ilusionada y expectante... aunque portando maletas más llenas de experiencia, con una visión renovada de la vida y con un corazón mucho más abierto.

Sé que mi Norte me espera... ese Norte que pervive gracias a sus tierras de caracteres fuertes, a hombres y mujeres talentosos y a campos curtidos por el recio clima... mi caribe, mientras tanto, me cuida atento, acogida entre hombres y mujeres curtidos por el recio clima, tierra de caracteres talentosos y campos fuertes cuyos frutos crecen sabrosa y copiosamente...

... ahora que el Sol despega, me doy cuenta de que, inesperadamente, mis tierras... tienen más puntos en común de lo que a primera vista pensaba, probablemente sea porque, a pesar de todo, los seres humanos nos parecemos más de lo que creemos y estemos aquí o allí, lo verdaderamente importante, siempre se mantiene intacto y prevalece.

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14 comentarios:

M.G dijo...

Cuando era adolescente, tuve un gran profesor que nos inculcó en nuestros desorientados cerebros que TODO el mundo, sin pelo y sin piel, somos esqueletos y calaveras,bien seamos blancos, negros, amarillos, cobrizos o malayos.Con ello, entre otras cosas, nos quiso decir que todos partimos de la misma base por lo que nos parecemos más de lo que creemos, como también has dicho en tu escrito. Si eso lo interiorizáramos de verdad...qué felices seríamos todos y cuanto nos respetaríamos con todo lo que conllevaría eso.
Muchas veces nos repitió el profesor su teoría, hasta que caló en algunos de nuestros cerebros. Gracias PROFE.
Un saludo y ánimo, que tu tierra va a estar ahí esperándote con alegría y aunque hayas crecido seguro que te reconoce.
Un abrazo.

Docecuarentaycinco dijo...

Hola M.G., poco más tengo que añadir, creo que tu mentor era un hombre sabio y consecuente y, sin duda, os educó de una manera muy tolerante que seguro has sabido transmitir a quien te rodea.
Gracias por tus palabras y por tus ánimo, se echa de menos la tierra cuando se vive lejos, pero la vida es así, con sus todos, con sus medios y con sus nadas, y a ello nos adaptamos sabiendo qiue la tierra nos espera... y además poco falta para que me vea (pues el mes que viene voy para allí).
Un abrazo enorme y que tengas un día maravilloso.

matrioska_verde dijo...

yo también soy del norte... de una esquinita izquierda del norte... y no me imagino viviendo en otro lugar, de hecho siempre viví aquí, donde nací.

biquiños,

M.G. dijo...

Qué suerte tienes Aldabra de haber nacido y seguir viviendo en ese rinconcito tan mágico y que tan bien conozco. Pero también conozco otros lugares maravillosos en los cuatro puntos cardinales. La verdad es que hay veces que me costaría decidirme por alguno de ellos.Si pudiera viajaría a lo largo del año y a cada uno le concedería un trocito de mi tiempo.¡Ay, si pudiera!
Moitos Biquiños.

Docecuarentaycinco dijo...

Hola Aldabra, yo nací en el Norte, estudie en en el Centro izquierdo y me forjé como trabajadora en el Centro Centro... y ahora ya me ves... al otro lado del charco creciendo como persona y como trabajadora.

La vida nunca sabe por qué caminos nos va a llevar, y hay que estar preparado para ello.

Tambien es verdad que yo siempre he sido una persona que me agobia no mirar más allá, quiero y adoro mis raices (y las necesito, sin duda) pero también necesito descubrir mundo... ver más allá, experimentar y ponerme a prueba.

Cada uno estamos hechos de necesidades y expectativas diferentes y eso enriquece al mundo ;).

Un besazo enorme.

Docecuarentaycinco dijo...

M.G., Aldabra a veces no retorna a los comentarios que ha escrito para ver si se le ha contestado (por falta de tiempo). Por eso lo que suelo hacer yo es contestarle por aqui y tambein en su blog (en la ultima entrada que ella haya publicado).

Te comento esto porque, yo le voy a responder de esta manera a todos los comentarios que hoy me ha dejado en las diferentes publicaciones y le avisaré que le has dejado tambien un mensaje aqui, pero si quieres tu mismo/a puedes ir a su Blog (http://congoyyo.blogspot.com.es/) y escribirle lo mismo que has puesto aqui indicandole de qué Blog vienes y en respuesta a qué entrada mía te refieres.

No se si me he explicado bien, seguro que de una manera u otra le llega tu punto de vista.

Aldabra es una gran bloguera tambien, te recomiendo eches un vistazo a su blog ;).

Un besazo.

matrioska_verde dijo...

Querid@ MG, no sé si es suerte o no pero los derroteros de la vida me han llevado a no salir de Narón (A Coruña), en Galicia. También es verdad que nunca he sentido la necesidad de buscar otros lugares, siempre he tenido aquí cuanto he necesitado, de hecho tampoco soy una gran viajera. Siempre me han atado aquí muchas cosas, soy hija única y mis padres me han retenido bastante aunque yo también me siento bastante responsable de ellos, digamos que a partes iguales. Pienso que no hay que recorrer mucho mundo para que el mundo de uno se grande. Mi mundo es grande a pesar de estar compuesto por poquitas cosas, pero son cosas que me llenan tanto que siento que mi vida es muy plena. Seguro que me entendéis (también te lo digo a ti 12:45). Aunque entiendo perfectamente a las personas que buscan otras fronteras, por qué no, todos somos diferentes.

Uno ha de ser feliz con lo que la vida le va ofreciendo.

biquiños,

matrioska_verde dijo...

ayer escuché en la radio una entrevista a Ismael Serrano, tiene nuevo disco... es todo un poeta.

biquiños,

Docecuarentaycinco dijo...

Así es Aldabra, lo importante es que que cada un@ sea feliz con lo que tiene, no hay estándares de felicidades, o si los hay son tantos como seres humanos habitan la tierra :).

Este rinconcito en el ciberespacio, como siempre digo, es un espacio precisamente para compartir vivencias y experiencias, puntos de vista que nos haga crecer a tod@s al compartirlas.

Aldabra, me encanta ir conociendo poco a poco mas cosas de quien está al otro lado de la pantalla.

Un besazo enorme (tu tierra ME ENCANTA!!)

Docecuarentaycinco dijo...

Tiene nuevo disco Ismael Serrano? Pues tendré buscarlo ;).
Un beso enorme y GRACIAS POR AVISARME! :)

Menchu dijo...

Preciosa entrada e igual de bonitos los comentarios añadidos al respecto.

Docecuarentaycinco dijo...

Gracias Menchu :).

Menchu dijo...

Soy madrileña, y siempre me sentí como tal, a pesar de haber vivido hasta los 17 en un par de provincias pequeñas.
Por aquel entonces, los sitios pequeños me agobiaban y anhelaba el anonimato y las posibilidades de una gran ciudad.
Recuerdo que aquel verano hicimos un intercambio con adolescentes norteamericanos y nos fuimos a pasar unas semanas a Connecticut. A la vuelta les dije a mis padres que yo quería hacer COU allí (cosa muy de moda por aquel entonces) y mi madre contestó que de ninguna manera, porque entonces ya no volvería. Curioso, como llegó a conocer mis inquietudes más profundas, sin que yo supiera que las había transmitido …
Así fue como a los 17 años regresé a Madrid, para estudiar COU y elegir sin problema carrera universitaria.
Desde entonces y hasta los 30 permanecí en mi amada ciudad, exprimiendo de ella lo que estaba en mi mano, según el momento.
A los 30 decidí que necesitaba un cambio de vida, y de entorno, y me fui a trabajar al sur, a la playa. La experiencia duró 13 meses. La costa no es lo mismo sin gente, sin sol y sin vacaciones. Y los andaluces y los castellanos, tenemos nuestras triviales diferencias …
Aún me recuerdo llorando cuando veía en televisión cualquier reportaje acerca de Madrid. También recuerdo la sensación “de estar en casa” cada vez que volvía a pisar la M30 (ni que decir tiene que al cabo de un par de meses estaba aquí todos los fines de semana que podía)
Han pasado otros 10 años desde entonces, tiempo en el que me he movido a caballo entre Madrid y Toledo y ahora, con más edad y experiencia, donde me veo a medio plazo es en Toledo de nuevo, en un lugar más pequeño y tranquilo donde poder disfrutar sin prisas, ni agobios, ni ruidos, ni tráfico, ni colas tan largas, …, de mi tiempo, el de mis padres y el de mi hija.

Docecuarentaycinco dijo...

No me queda mas que darte de nuevo las gracias Menchu por compartir tu experiencia, sabes que ahí es donde radica el crecimiento de todos, en compartir e intercambiar puntos de vista y experiencias.

Me ha encantado tu historis, donde se leen entre líneas los más y los menos... me encantará conocer cómo continua tu cuento vital.

Un besazo enorme y ¡GRACIAS!