lunes, 16 de septiembre de 2013

DÍA 418: Cuando los árboles no nos dejan ver el bosque

Un buen amigo tuvo que salir de su Tierra de Origen y comenzar una nueva vida en una cercana Tierra de Acogida (cercana en comparación con la ubicación de mi Tierra de Acogida, territorialmente hablando, por supuesto, porque las cosas del espíritu y la añoranza no entienden de distancias).

Es un gran profesional en la vida (pues sé que ante cualquier reto que se le presenta, la superación es uno de sus pilares más sólidos... es algo innato que además ha ido puliendo exitosamente con el paso del tiempo y las inclemencias del mismo). 

Su inquietud libre le ha llevado, entre otras muchas cosas, a animarse a coger la pluma y exponer a través de la comunicación escrita sus puntos de vista ante la vida. Hasta el momento muy acertadamente, según siempre mi subjetivo criterio.

El caso es que he querido compartir hoy por mi ventana una de sus reflexiones, pues en la medida en que avanzaba en su lectura más puntos en común encontraba entre su experiencia en Melilla y la mía al otro lado del océano. Debe ser que la globalización nos une en más cosas de las que pensamos a primera vista.

Por supuesto ni que decir tiene que existen algunos matices diferenciadores, pero si uno se asoma a la profundidad de su planteamiento, éstas desaparecen como nubes de humo que nos impedían ver el trasfondo real.

De hecho me atrevería a decir que sus palabras podrían aplicarse a más de un espacio terrenal en este mundo (especialmente a aquellos que de una u otra manera han vivido con intensidad los flujos migratorios, sobre todo en los que han sido países de acogida, pues la mezcla y sus legados son exponencialmente potenciados). 

Es indudable que parte de sus palabras contienen una de las esencias humanas al alza en nuestros tiempos, el individualismo y las barreras. 

Animo a que todos y cada uno de nosotros hagamos, antes de nada, férrea autocrítica (personal y de nuestras raíces) para ver qué podemos mejorar. La crítica constructiva siempre es positiva, no debemos tener miedo a exponer realidades destructivas que nos rodean, pues cuanto más conscientes seamos de ellas y trabajemos para mejorarlas, sin duda nos darán un mejor futuro (estemos donde estemos y queden donde queden nuestros actos de mejora).

No decir que las cosas existen es como "mirar hacia otro lado", como la famosa expresión "si no lo miro, no está". Siempre es recomendable alzar la vista y evitar que los árboles (especialmente los propios) no nos dejen ver el bosque...



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MÁS DETALLES AQUÍ:

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2 comentarios:

M.G dijo...

Totalmente de acuerdo con todo lo que el Señor Francisco Javier López ha manifestado en su escrito.

Un abrazo.

Docecuarentaycinco dijo...

:D

Gracias por tu visita y comentario.

Un abrazo y que tengas una semana MARAVILLOSA.