martes, 20 de noviembre de 2018

DÍA 832: Diamantes

A veces hay que dejar de buscar excusas absurdas a nuestros deseos y lanzarse al vacío a ver qué sucede. Probablemente tras los pretextos se esconde la felicidad, porque lo cierto es que antes de aquello que nos llena de alegría siempre suele haber un abismo con miedo.

El miedo, ese eterno enamorado de nuestras más atormentadas debilidades y, al mismo tiempo, fiel consejero de nuestra motivación verdadera. De nuestra vocación más profunda.

Sin miedo no hay valentía y sin enfrentar al miedo no hay éxito. 

Así es el camino de la superación... temor... valor... esfuerzo... superación... y logro. Eso sí, sin un tiempo definido para cada paso. Puede que nos quedemos aparentemente estáticos durante años en una de esas huellas del camino, entonces es cuando realmente surge la fortaleza, ese famoso "¡Siempre Adelante!" que nos da al vida sin ser conscientes.

En fin, hoy escribo sin rumbo, tan solo por la necesidad de gritar silenciosa todo aquello que me ancla a una vida llena de incertidumbres. Necesitaba golpear el teclado con rabia, llorar entre sus letras y dejar que la luz de la pantalla me cegara para empezar en blanco un nuevo día. Probablemente lleve mucho tiempo caminando en círculos entre el "esfuerzo", el "valor" y la "superación". Cíclica y laberíntica, sin encontrar la salida al "logro".

Será cuestión de persistencia, cuanto más difícil se pone el camino dicen que mayor será el éxito si uno es capaz de no desfallecer.

Y en eso estoy... en esquivar cada día el desfallecimiento, en no caer en ese abismo del miedo que antecede siempre a la felicidad.

Resultado de imagen de y cuando te conviertes en un diamante