domingo, 17 de febrero de 2013

DÍA 208: Ahora

Miraba la pantalla como aquel que mira un extraño objeto jamás antes descubierto. Abstraída, pensativa, embobada.

Las manos sobre el teclado, estáticas y apagadas. Sobre su espalda un mullido cojín la acomodaba solemne en la esquina derecha del negro sofá

Una ráfaga con olor a pan y repostería recién horneada se infiltró atrevida por las ventanas abiertas. Aún no había amanecido, la noche estaba tranquila y unas descontroladas ganas de hacer café la invadió irremediablemente.

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El sonido de un lejano gallo fue silenciado por el de una sirena de ambulancia que apresurada se perdió en la lejanía... dando de nuevo paso al remoto canto de aquel gallo vespertino.

Madrugada de día festivo que presagiaba horas de quietud y reposo acompañadas de paz y trinos de pájaros complacientes.

Al girar su cabeza hacia la izquierda pudo ver cómo los vecinos del edificio contiguo comenzaban a despertar. Un hombre mayor, de unos 70 años, miraba hacia el cielo estrellado desde el balcón de su casa, pensativo y ausente. Las manos cruzadas sobre su espalda y sobre su cuerpo una ligera camiseta de tirantes. 

Era tan solo una silueta, sin color, un contorno inmóvil que proyectaba su pensamiento en el cielo, buscando probablemente respuestas sin pregunta.

Ella le miraba desde el otro lado, escondida entre las sombras proyectadas por una pequeña lámpara de mesa y por la luz de la pantalla del ordenador. Se ocultaba sigilosa y espiaba sin prisa el pausado amanecer más allá de las paredes del hogar.

Inesperadamente el estruendo de un avión en descenso sobresaltó a una bandada de aves que  acompañaron con su aleteo al ruido del alado metálico.

Fueron pocos segundos de agitación, pronto todo regresó al corriente y esperado equilibrio. 

No había nada fuera de lugar. Todo sucedía con esa pasmosa rutina que ella tan bien conocía y que tanta calma le ofrecía cada madrugada.

Seguridad y sosiego... la certeza de saber que pronto amanecería una nueva, inevitable, optimista y festiva jornada.

Sin darse cuenta, aquellas manos que descansaban sobre el teclado paciente habían volcado con palabras sensaciones recurrentes, habían captado en un instante apalabrado una mañana de fin de semana cualquiera... donde todo acontecía a la común usanza... donde el tiempo quedaba paralizado mientras el amanecer avanzaba hacia su mágico esplendor... donde la noche ponía fin a su embalaje de oscura oquedad con la llegada de un ardiente Sol despuntando en el esperanzador horizonte.

"Buenos días"... escuchó a su espalda con somnolienta voz... y sonrió sabiendo que el día, ahora sí, comenzaba.

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RECUERDA LA PUBLICACIÓN DEL "DÍA 200: JORNADA DE OBJETIVOS ABIERTOS"...
¡ESPERO TUS PROPUESTAS!
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4 comentarios:

Cercatore dijo...

Mi día comienza con la sonrisa que esbozo al recordar lo que he soñado. Ahora sí me desperté tarde. Últimamente me he levantado muy temprano.
Aprovecha tu domingo.

Docecuarentaycinco dijo...

¡Buenos días Cercatore! ¡Cómo me alegro percibir esa positividad en tus palabras!

Yo tambien me dí un respiro y me levanté más tarde de lo habitual (soy madrugadora nata pero de vez en cuando me doy un "capricho").

Aprovecharé este Domingo que es como un Sábado por aquí, pues mañana es festivo.

Un abrazo y ¡¡DISFRUTA MUCHO DEL DÍA!!

M.G dijo...

¡QUE BONITO,RELAJADO Y AGRADABLEMENTE POSITIVO AMANECER!!!!!

Presagio de un plácido día.


Un Abrazo.

Docecuarentaycinco dijo...

Hola M.G., realmente fue un día plácido, de esos de manta, sofá, libro y película. A veces es necesairo parar el tiempo y vivir en relax.
Espero que tu día también fuera tranquilo.
Un beso enorme y ¡feliz nuevo día!