jueves, 20 de diciembre de 2012

DÍA 149: Transcribiendo una escena costumbrista

Todo parecido con la realidad será muestra de que la recogida de información ha sido fiel y metódica. La conversación que aquí se transcribe es resultado de una conversación real con mis acompañantes de vuelo. Es por tanto una publicación asincrónica, pues cuando esto se muestre en esta ventana, tendrá solera en sus palabras, ya que fueron escritas días atrás, en ese momento en el que el estómago de quien suscribe se componía de nudos y de serpenteantes inquietudes.

[TRANSCRIPCIÓN DE UNA ESCENA REAL SUCEDIDA EL MARTES 18 DE DICIEMBRE DE 2012 APROXIMADAMENTE ENTRE LAS 3:00AM Y LAS 5:00PM]

Él: Tienes la comida aquí, ¿no quieres? - le dijo al gato.
Ella: ¿Me hablas a mí? - le preguntó mientras tecleaba su ordenador con premura.
Él: No. El gato que está intrigado con la maleta porque huele a su comida.
Gato: Miauuuu.
Él: ¿Qué pasa? ¿Vamos donde los juguetes? - preguntó al gato mientras recogía una pequeña pelota de plástico del suelo.
Ella: Me duele el cuello y la cabeza, tantas horas delante del ordenador no puede ser bueno.
Él: Igual tienes muy bajo el teclado para escribir... - le propuso mientras continuaba jugando con el gato.
Ella: No sé, yo creo que es de dormir poco y mal. Necesito un descanso.

(Silencio... tan solo roto por el sonido de las teclas que esto describen y por el siseante deambular de un palo de madera que Él mueve por el suelo incitando al gato a dejarse llevar por sus instintos de joven cazador)

Ella: Es muy pronto, ¿por qué no aprovechas a dormir un poco más?
Él: No tengo sueño ahora - le dijo tranquilo al mismo tiempo que buscaba algo interesante en el ordenador junto a la ventana.
Ella: ¡Ah, el cable de la cámara que no se nos olvide! - dijo de pronto Ella con cierta preocupación.
Él: Ya te dije ayer que lo había guardado en la maleta.
Ella: Pero no el cargador, el cable para pasar las fotografías al ordenador.
Él: Sí, ese mismo.
Gato: Miuuuu - mientras salta a la caza y captura del palo de madera que Él, al mismo tiempo que bucea en internet, mueve tentador para entretener al gato.

(Sonido de madera resbalando por una caja de cartón, el juego continúa. Un gallo canta al fondo y se escucha, a lo lejos, el sonido de la autopista... preludio de que la ciudad está a punto de amanecer)

Ella: Espera, quedaros así, voy a haceros una foto - y se levantó pausada para no ahuyentar al gato de su ocioso juego. Saca unas fotografías y continúa escribiendo su breve captura temporal.


Ella: ¿No vas a desayunar?
Él: Pues no se si desayunar ahora o un poco más tarde.
Ella: ¿Por qué?
Él: Porque no tengo mucha hambre ahora - y continúa jugando con el gato, Ella sospecha que ese es el verdadero motivo por el que a él, temporalmente, se le quitaron las ganas de tomar su habitual desayuno.

(Sonido de clicks incesantes, Él mirando la previsión del tiempo para el vuelo, Ella actualizando su participación en los Premios de un Periódico para el que es candidata con un extraño Blog al que decidió llamar 12:45pm)

Ella: Coquí-coquí... - dice imitando a los pequeños sapos característicos de la isla caribeña en la que viven y que esa mañana estaban especialmente cantarines - ¿ha llovido esta noche?
Él: No se, que yo sepa no. En el tiempo ponía despejado - responde sin levantar la vista del ordenador y sin dejar de mover el palito de madera para entretenimiento del gato, que, cansado, se ha tumbado bajo su silla y se limita a mirar cómo Él mueve incesante la vara... sin recibir respuesta.
Ella: ¿Tienes ganas de ir a casa? - pregunta mientras un perro comienza a ladrar en la calle, insistente, nervioso.
Él: Sí.
Ella: ¿Qué haces? - le pregunta confiando recibir una respuesta interesante.
Él: Nada en especial - le responde derrumbando sus esperanzas de conversación.
Gato: Aau
Él: Aau - imitando el extraño sonido que el gato acababa de emitir mientras saltaba a por la madera que Él continuaba moviendo - ten cuidado cómo saltas que te vas a dar en la cabeza - le dice paternalmente al gato.
Ella: Creo que me voy a poner un café - sentenció convencida - ¿tu quieres uno?
Él: ¿Un café?
Ella: Sí, ¿quieres?
Él: Sí - le contesta mientras se levanta  de la silla deambulando hacia un pequeño regalo artesano que el día anterior les habían entregado - son bonitas estas máscaras típicas, yo la de la reja no la había visto.
Ella: Ni yo - concluye abandonando el chocar de sus dedos contra el teclado y dirigiéndose, junto a Él, hacia la cocina. Allí les esperaba un buen café donde despertar sus mentes dormidas. Allí iniciaba su conversación matutina... mientras el perro seguía ladrando... la autopista sonaba estridente... y el gato jugaba incansable...

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2 comentarios:

M.G. dijo...

¡Qué buena transcripción de una madrugada compartida en pareja!
Se respira en el escrito tranquilidad.
Pero en el fondo lo que realmente se respira es una ansiedad encubierta.
Esa paz silenciosa que encubre un sin fin de pensamientos internos, de sensaciones ocultas, de percepciones inquietantes que no es necesario descubrir ante quien siente lo mismo.
Un gran mensaje subliminal de lo que antecede, de esa experiencia compartida que es inútil exponer. Es compartida y ¿para qué hablar o profundizar?.
Buena narración de ese momento que presagia ansiedad pero que se transmite con espectante calma.
No nos defraudas en ninguno de tus sorprendentes escritos.
Nos creas dependencia por lo inesperado.
ENHORABUENA Y QUE SEAS MUY FELIZ EN TU ENTORNO FAMILIAR Y DE AMIGOS.

Docecuarentaycinco dijo...

Hola M.G., preciosa descripción de emociones que llegan llenas de acierto.

Me alegra que te haya gustado y que lo hayas percibido como lo que fue.

Gracias por los buenos deseos, escribo ya desde mi tierra, disfrutando, descansando y siendo feliz... ¿que mejor estado se podía tener?

Un beso enorme y ¡Felices Fiestas!