DÍA 795: El número PIN no es correcto. Su terminal ha sido bloqueado.

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Me doy cuenta que tengo tantas cosas que contar que a la hora de la verdad me quedo sin palabras. No se por dónde comenzar, me temo.

Es probable que tal vez esté desentrenada. O quizás es que, de tanto en la recámara de mi conciencia, las emociones han sucumbido a lo racional, quién sabe.

El caso es que me veo de nuevo sentada frente a la pantalla del ordenador, sintiéndome observada, intimidada por ese cursor parpadeante sobre un abismo blanco y luminoso. Ese parpadeo… el parpadeo de lo profundo, de la palabra y el sentimiento. Me aterra.

No se por dónde comenzar. Me bloqueo.

En los últimos meses, para reactivar mi corazón dormido y mi cabeza latente, he probado diferentes códigos de activación. Algunos han resultado, otros no. Creo que ciertamente han sido más los no que los sí, pero eso es otra historia.

Uno de mis penúltimos recursos ha sido regresar a este, por el momento, segundo hogar. Regresar a este blog de madrugada silenciosa, empatía, reflexión y charla, con la esperanza de recobrar lo perdido en el camino. Deseo que el número PIN marcado con el golpear del teclado sobre mis rodillas logre obtener por respuesta la reconexión a la realidad, mi realidad, esa que viene envuelta en una extraña racionalidad del alma.

Tengo, sin embargo, un último recurso escondido, el más esperanzador de todos, para obtener mi anhelado objetivo. La llave maestra. El truco final… el ansiado regreso a Tierra de Origen por Navidad.

Así que, si sigo con mi torpeza de espiritu bloqueado, tengo puestas todas mis esperanzas en el retorno al frío, a la raíz, al arraigo y al hogar… aunque sea tan solo pos unas semanas, de momento…

En fin, el caso es que “la mente crea abismos que el corazón salta”, así que en esas estamos. Procurando ser valiente y reconectar de nuevo mi terminal bloqueado.

Confío recobrar pronto mi forma mental (para la física necesitaré probablemente un poco más de tiempo) y sentir que con cada publicación logro entender un poquito más a esta vida sin sentido que nos ha tocado vivir… o sentir… ya no se ni lo que pienso… ni lo que siento.

Lo que os digo, terminal bloqueado.

Continuaré probando códigos aleatorios de desbloqueo… que digo yo que alguno de ellos será el correcto y lograré desactivar, cuando menos lo espere, este atasco de conexión que existe entre mi cabeza… y mi corazón.

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