Me mimetizo con el tiempo
en este marzo de estreno precipitado.
Lluvioso, gris, aguado.
Las sombras me devoran como Saturno a su hijo,
Dios cruel, de alma desgarrada.
Tormenta y agua.
Y cuando el vendaval se serena,
en mi efímero despertar me reconforto.
Fugaz y lastimosa quimera.
Huracán de sentimientos sin rumbo,
tocando tierra.
Devastación, condena.
No logro restaurar las fisuras de la experiencia,
de los azotes de la aventura.
Mutilación de esperanzas ingenuas.
Siempre luchando en esta tempestad eterna,
en ojos de ciclón me restauro,
para seguir adelante en mi propia guerra.
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